Reacciones a una condena

La condena por desacato al director de EL PAÍS, Juan Luis Cebrián, está obteniendo una serie de reacciones en cadena que pueden dividirse en dos grupos. De un lado, profesionales del periodismo, políticos y juristas que ven en la sentencia condenatoria un paso más en la escalada de actos y medidas contra la libertad de expresión. Y de otro lado, algunas declaraciones aisladas de miembros de la Administración, e incluso del Gobierno, que, al parecer, se sienten indignados por esta reacción de los medios periodísticos frente a la citada sentencia. (...)Los profesionales de la información se sien...

La condena por desacato al director de EL PAÍS, Juan Luis Cebrián, está obteniendo una serie de reacciones en cadena que pueden dividirse en dos grupos. De un lado, profesionales del periodismo, políticos y juristas que ven en la sentencia condenatoria un paso más en la escalada de actos y medidas contra la libertad de expresión. Y de otro lado, algunas declaraciones aisladas de miembros de la Administración, e incluso del Gobierno, que, al parecer, se sienten indignados por esta reacción de los medios periodísticos frente a la citada sentencia. (...)Los profesionales de la información se sienten amenazados y su casi unánime protesta por la condena al director de EL PAÍS es tanto un acto de moral solidaria como un reflejo legítimo de autodefensa. (...)

En otro orden de cosas, la protesta de Josep Meliá, secretario de Estado para la Información, de que el Gobierno no está detrás de la condena al director de EL PAÍS, publicada por el International Herald Tribune, es probablemente cierta, pero, incompleta. No creemos que el Gobierno haya dicho a los jueces lo que deben sentenciar, esto es obvio. ¿Pero nada tiene que ver el Gobierno con el hecho de que, se mantengan aún vigentes leyes que atentan contra la libertad de expresión? (...)

Por su parte, el ministro de Cultura, señor De la Cierva, amenazó claramente a la Unión de Periodistas de Albacete, y a través de ella a toda la Prensa española, con un «midan ustedes sus palabras» que lo dice todo.

¿Desde cuándo, señor De la Cierva, es «desacato» combatir en sus raíces y en sus consecuencias a las leyes injustas, antidemocráticas o aberrantes? ¿Desde cuándo es «desacato» luchar porque nuestros jueces no se vean obligados por políticos y legisladores como usted a aplicar leyes que les desacreditan y de las que no son autores?

14 de mayo