Cartas al director

Impotencia ante el terrorismo

Los enemigos de la libertad, los que aman que la gente viva en catacumbas; en definitiva los fascistas de cadena gruesa, porras, bates de béisbol y pistolas (en sus diferentes modelos) quieren amedrentarnos, asustarnos; quieren hacerse los dueños de la calle, quieren que no protestemos, que no salgamos a la calle, que no tomemos un café, que seamos solamente animalitos dóciles y bien educados. Y para que esto suceda, tienen sus métodos y sus medios, pululan por las calles abiertamente sin ocultarse, tiran de pistola sin más, porque a los que se resisten a vivir de esa forma que ellos (los ...

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Los enemigos de la libertad, los que aman que la gente viva en catacumbas; en definitiva los fascistas de cadena gruesa, porras, bates de béisbol y pistolas (en sus diferentes modelos) quieren amedrentarnos, asustarnos; quieren hacerse los dueños de la calle, quieren que no protestemos, que no salgamos a la calle, que no tomemos un café, que seamos solamente animalitos dóciles y bien educados. Y para que esto suceda, tienen sus métodos y sus medios, pululan por las calles abiertamente sin ocultarse, tiran de pistola sin más, porque a los que se resisten a vivir de esa forma que ellos (los fascistas) quieren imponer, a los que osan romper sus reglas, hay que matarlos, y los matan al grito de ¡Viva Cristo Rey! Y por esto, los fascistas, la ultraderecha, van y matan. Matan a Yolanda González, o a Vicente Cuervo, o a un trabajador de Agromán, o a Arturo Pajuelo o, más recientemente, a Jesús. El delito de estas personas es muy sencillo: ser dirigente estudiantil, ser amante de un paseo matutino, atreverse a ver una película, ser dirigente vecinal o romper con el «toque de queda» que los fascistas quieren imponer, arriesgándose a tomar un café, en compañía de otros jóvenes, a altas horas de la noche (las 10.30 horas).Y, claro, mientras haya gente que rompa con esas normas, ese estado de sitio que los fascistas

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quieren imponer, éstos seguirán matando, asaltando facultades, intentando sembrar el miedo y el terror.

Ante todo esto no podemos quedarnos inermes, no debemos de jamos llevar por el miedo. Los ciu dadanos de a pie necesitamos respirar y, por esto, los que se llaman representantes nuestros deben de tomar conciencia de este problema, y no sólo condenar los hechos sino trabajar para que no vuelvan a producirse. Desde siempre, la movilización ha hecho que las pretensiones más reaccionarias se quedaran en eso, en pretensiones. Si hoy nos dormimos pasarán de este campo al de la realidad. Hoy más que nunca se necesita una respuesta clara, respuesta que se ha de dar fundamentalmente el pueblo en general, y desde una visión de izquierda, es necesaria una respuesta clara y definida contra,estas ratas matonas (contra los fascistas); se ha de llamar a la movilización popular, con el fin de poner freno a estas. pretensiones.

También es público y notorio que estos matones, para muchas personas, se amparan en organizaciones legales; por ello es necesario, y lo es desde hace mucho tiempo, que se investiguen estas organizaciones y tomar medidas contra ellas, por ejemplo declararlas enemigas de la libertad y, por tanto, ilegalizarlas sin más./

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