RELIGION

Según Tarancón, hay indicios de que vuelve la polémica clericalismo-anticlericalismo

Hay indicios de que vuelva otra vez la vieja polémica que ya parecía superada, sobre el clericalismo-anticlericalismo, viene a decir el cardenal Tarancón, arzobispo de Madrid-Alcalá, en su carta cristiana de esta semana.

Hace ya muchos años que estaban en boga estas palabras, dice. Unos atacaban a la Iglesia, porque era clericalista: ejercía una influencia coactiva en la sociedad por medio de los clérigos. Otros, los cristianos, acusaban a los llamados de izquierda de anticlericales, queriendo con ello significar su oposición a los valores cristianos.«El ambiente se había ...

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Hay indicios de que vuelva otra vez la vieja polémica que ya parecía superada, sobre el clericalismo-anticlericalismo, viene a decir el cardenal Tarancón, arzobispo de Madrid-Alcalá, en su carta cristiana de esta semana.

Hace ya muchos años que estaban en boga estas palabras, dice. Unos atacaban a la Iglesia, porque era clericalista: ejercía una influencia coactiva en la sociedad por medio de los clérigos. Otros, los cristianos, acusaban a los llamados de izquierda de anticlericales, queriendo con ello significar su oposición a los valores cristianos.«El ambiente se había clarificado en parte», añade el cardenal Tarancón. «Los seglares tienen hoy reconocidos unos derechos dentro de la Iglesia, que son consecuencia de su responsabilidad de cristianos. Y aunque no se han superado todos los excesos -algunos sacerdotes no acaban de dar responsabilidad a los seglares y algunos laicos quieren imponer un seglarismo en la Iglesia que tampoco es correcto- no se puede afirmar que la Iglesia sea ahora clericalista».

«Sin embargo, y eso es lo que me extraña y me entristece», subraya el cardenal Tarancón, «se están oyendo otra vez esas mismas acusaciones y, alguna vez, con un radicalismo que es totalmente injusto. No acabamos de darnos cuenta de que ha cambiado, y muy notablemente por cierto, esta sociedad de la que formamos parte. Y que la misma Iglesia se ha empeñado en deslindar los campos, para que no sean ya posibles esas injerencias que nunca son deseables».

«Defienda cada cual sus opiniones», termina el cardenal Tarancón, «y procure que prevalezcan, pero con medios honrados y sin fijarse en la paja del ojo ajeno, cuando una viga oculta el nuestro. Desterremos el clericalismo y el anticlericalismo, y atendamos lo que es fundamental en la vida y en el Evangelio».

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