Joven muerto al explosionarle una granada en las manos

Un joven de quince años, Ernesto Wolf Paucner, estudiante, falleció a primeras horas de la tarde de ayer a consecuencia de la explosión de una granada de mano, ocurrida cuando, al parecer, intentaba abrirla con una sierra. En el cuarto del fallecido se encontraron asimismo diversas armas procedentes de la guerra civil española que el joven había buscado por los montes del Pardo con la intención de coleccionarlas.Según informó la Jefatura Superior de Policía de Madrid, el accidente se produjo en una de las habitaciones del chalet situado en la calle Guisando, 7, en la colonia Puerta de Hierro. ...

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Un joven de quince años, Ernesto Wolf Paucner, estudiante, falleció a primeras horas de la tarde de ayer a consecuencia de la explosión de una granada de mano, ocurrida cuando, al parecer, intentaba abrirla con una sierra. En el cuarto del fallecido se encontraron asimismo diversas armas procedentes de la guerra civil española que el joven había buscado por los montes del Pardo con la intención de coleccionarlas.Según informó la Jefatura Superior de Policía de Madrid, el accidente se produjo en una de las habitaciones del chalet situado en la calle Guisando, 7, en la colonia Puerta de Hierro. Ernesto, que vestía pijama azul, parece que intentó abrir en su dormitorio una granada de mano, posiblemente su último hallazgo en las zonas aledañas al Club de Campo o en los montes del Pardo, adonde se trasladaba desde hacía tiempo con un detector de metales para buscar armas y artefactos bélicos procedentes de la guerra civil. Gracias a esta búsqueda había conseguido ya reunir un revólver inutilizado, dos obuses, una granada de mortero, una bala antiárea, seis cargadores con cinco balas de fusil y ocho balas sueltas de distinto calibre. Todo este material, según la policía, se encontraba muy oxidado y deteriorado con signos evidentes de haber estado enterrado durante mucho tiempo.

Como consecuencia de la manipulación de la granada de mano, ésta, que aún contaba con la espoleta, explosionó, causándole la muerte instantáneamente. Una de las manos del muchacho, que resultaron desprendidas del cuerpo, agarraba aún una pequeña sierra de hierro con la que, según parece, había manipulado el artefacto explosivo. El cuerpo fue encontrado lleno de metralla.

La onda expansiva se dejó sentir asimismo en las paredes, techo y ventanas del cuarto del fallecido y provocó la alarma de la abuela, el hermano de la víctima y del servicio doméstico, que se encontraban en la casa. Fue precisamente el hermano, de diez años de edad, el que llegó primero a la habitación y descubrió el cadáver.

A través de la oficina del padre, industrial, se logró a media tarde comunicar la noticia a los padres, que se encontraban en Canarias, de donde se trasladaron urgentemente a Madrid.

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