Hoy, los niños

"Un niño muerto y otro gravemente herido en Azcoitia son un símbolo sangrante de lo que todos los días tenemos que llorar. Hablábamos ayer mismo de la sangre inocente vertida casi a diario. La sangre inocente no tiene color. Sean cuales fueren las ideologías de las víctimas en el holocausto (esta vez el ataque iba dirigido a la Guardia Civil), todas sú encuentran con la etiqueta común de víctimas. Tampoco los asesinos tienen color. Sólo son eso: asesinos. Pero cuando el hierro mortal alcanza a unas pobres vidas, que ni siquiera habían tenido tiempo de llegar a ser eso de manera plena, la sinra...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

"Un niño muerto y otro gravemente herido en Azcoitia son un símbolo sangrante de lo que todos los días tenemos que llorar. Hablábamos ayer mismo de la sangre inocente vertida casi a diario. La sangre inocente no tiene color. Sean cuales fueren las ideologías de las víctimas en el holocausto (esta vez el ataque iba dirigido a la Guardia Civil), todas sú encuentran con la etiqueta común de víctimas. Tampoco los asesinos tienen color. Sólo son eso: asesinos. Pero cuando el hierro mortal alcanza a unas pobres vidas, que ni siquiera habían tenido tiempo de llegar a ser eso de manera plena, la sinrazón del sacrificio y la estúpida vesania de los sacrificadores nos hiere a todos como un latigazo o como una marca de piedad y de bochorno que no conseguimos borrar. Sólo una mano enérgica y una justicia inflexible podrán hacerlo". 30 de marzo

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En