Carter barre a Kennedy en las primarias del Sur

El actual presidente de Estados Unidos, el demócrata Jimmy Carter, y el ex gobernador de California, el republicano Ronald Reagan salen vencedores de las tres elecciones primarias celebradas el pasado martes en los Estados de Florida, Georgia y Alabama. Triunfo que les coloca en posición privilegiada para conseguir, probablemente, las nominaciones de sus respectivos partidos cuando, en el próximo verano, deban decidir los candidatos oficiales a la elección presidencial de EEUU, prevista para el 4 de noviembre. El senador demócrata Edward Kennedy y el senador republicano Georges Bush son los do...

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El actual presidente de Estados Unidos, el demócrata Jimmy Carter, y el ex gobernador de California, el republicano Ronald Reagan salen vencedores de las tres elecciones primarias celebradas el pasado martes en los Estados de Florida, Georgia y Alabama. Triunfo que les coloca en posición privilegiada para conseguir, probablemente, las nominaciones de sus respectivos partidos cuando, en el próximo verano, deban decidir los candidatos oficiales a la elección presidencial de EEUU, prevista para el 4 de noviembre. El senador demócrata Edward Kennedy y el senador republicano Georges Bush son los dos grandes perdedores de la consulta electoral en los tres Estados del sur de EEUU. Tanto Carter como Reagan triplican y cuadruplican su ventaja, en porcentajes, frente a sus rivales.

En número de delegados para las convenciones nacionales, el presidente Carter suma actualmente 270 delegados (contra 139 para Kennedy), y el republicano Reagan cuenta con 165 delegados (45 para Bush y quince para Anderson).Dentro del Partido Demócrata, la Victoria del presidente Carter sobre Kennedy era esperada. No ofrece ninguna sorpresa y ,«.corrige», en cierta forma, el triunfo de Edward Kennedy -el único hasta el momento- logrado el pasado 4 de febrero en su Estado natal de Massachussetts. Sin embargo, algunos comentaristas de la prensa estadounidense no interpretan como definitiva la ventaja de Carter sobre Kennedy. Recuerdan las próximas citas electorales del 18 de este mes, en Illinois, y el 25, en Nueva York, Estados industriales del norte de EEUU que, probablemente, serán más críticos que los Estados rurales del Sur ante la política socioeconómica de la Administración Carter, ilustrada por el espectro de la recesión, el desempleo y un 10% de inflación.

Los partidarios de Kennedy especulan también con el voto de los judíos en Nueva York, que representan un tercio del número de inscritos en el censo, para que apoyen a Kennedy como réplica a la postura de la Administración Carter que, dicen por «error», votó últimamente en las Naciones Unidas contra la creación de colonias israelíes en los territorios árabes ocupados desde 1967.

La esperanza de capitalizar el voto judío no cristalizó completamente para Kennedy en las primarias del Estado de Florida, a pesar de la importante comunidad judeo-norteamericana de la zona de Miami. Carter aventajó también a Kennedy en Florida, por el 61% contra el 22%.

Ronald Reagan, desde su residencia en Los Angeles, expresó su júbilo por las tres victorias consecutivas en Florida, Georgia y Alabama. Una racha de triunfos que sólo pueden poner en duda la aparición en la escena electoral republicana del ex presidente Gerald Ford. Personalidad que mantiene actualmente intensos contactos políticos en Washington, con vistas a conseguir el apoyo del aparato político republicano para ser elegido en la convención de su partido, a mediados del próximo mes de julio, en Detroit. George Bush, el exdirector de la Agencia Central de Inteligencia norteamericana (CIA), no logró superar al ex actor cinematográfico Reagan, a pesar del impulso espectacular de Bush en el momento de iniciarse el proceso preelectoral hacia la Casa Blanca, con su liderazgo en la elección en el Estado de Iowa.

Resulta un tanto curioso que los detractores de Bush, el ala más conservadora de los republicanos, sigan criticando su vinculación a la Comisión Trilateral, organismo calificado por la Unión de Conservadores de Florida como «el arma de Rockefeller para la conspiración bancaria-intemacional».

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