El nuevo arzobispo de Bruselas ejercerá de moderador dentro del Sínodo holandés

El papa Juan Pablo II designó ayer como sucesor del cardenal Suenens al frente de la diócesis d e Malinas-Bruselas y primado de la Iglesia belga al hasta ahora obispo de Amberes, monseñor Gottfried Danneeis. El nombramiento es especialmente significativo porque monseñor Danneeis, que tiene fama de conciliador, fue nombrado también hace escasos días vicepresidente del Sínodo d Obispos holandeses que se reunirá en Roma, bajo la presidencia del Papa, el próximo día 14 de enero, y que constituye un hecho sin precedentes en la historia de la Iglesia, puesto que por primera vez el Vaticano reclama a...

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El papa Juan Pablo II designó ayer como sucesor del cardenal Suenens al frente de la diócesis d e Malinas-Bruselas y primado de la Iglesia belga al hasta ahora obispo de Amberes, monseñor Gottfried Danneeis. El nombramiento es especialmente significativo porque monseñor Danneeis, que tiene fama de conciliador, fue nombrado también hace escasos días vicepresidente del Sínodo d Obispos holandeses que se reunirá en Roma, bajo la presidencia del Papa, el próximo día 14 de enero, y que constituye un hecho sin precedentes en la historia de la Iglesia, puesto que por primera vez el Vaticano reclama al conjunto de los obispos de un país.

Gottfried Danneels tiene 46 años de edad y es especialista en liturgia y en teología sacramental. Su nombramiento como vicepresidente del Sínodo holandés -junto con el cardenal primado de aquel país, monseñor Willebrands- se basa en su condición de presidente de la Comisión Interdiocesana Flamenca para la Liturgia y la Pastoral. Un sector importante de la población belga es de lengua flamenca u holandesa y existen comisiones belga-holandesas para determinados aspectos eclesiásticos. El nuevo arzobispo de Malinas podrá asesorar a Juan Pablo 11 y ayudarle en sus dificultades lingüísticas con los siete obispos holandeses.El papel de moderador que se le quiere encomendar se presenta de momento lleno de dificultades. Los obispos holandeses, al menos cinco de ellos, están irritados con el proceso del teólogo Edward Schillebeeckx.

La condena del teólogo suizo Hans Küng -descalificado por la Congregación para la Doctrina de la Fe, antiguo Santo Oficio- ha causado honda preocupación en los medios católicos holandeses, aunque insisten en que el casc Küng no tiene nada que ver con el caso Schillebeeckx.

El nuevo primado belga -que será ascendido a cardenal muy pronto- se encontrará con un Sínodo holandés dividido cinco a dos. En efecto, los obispos de Roermond, monseñor Gijsen, y de Rotterdam, monseñor Simonis, se han distinguido por sus posiciones extremadamente conservadoras (próximas en el fondo a Lefébvre, dicen algunos especialistas), que entran en colisión directa con el progresismo de sus otros cinco compañeros. El papa Juan Pablo II, que parece estar dispuesto a dar un auténtico frenazo a la nueva teología, ha elegido la ocasión menos propicia para reprender a sus hermanos de los Países Bajos, y no sería extraño que, buscando solu ciones intermedias, decida en un futuro próximo el número de diócesis en Holanda o, al menos, el nombramiento de obispos auxiliares.

El nombramiento de Gottfried Danneels no ha sido acogido con rechazo por los obispos holandeses, pese a que es miembro de la Congregación para la Doctrina de la Fe (fue nombrado en 1978 por un período de cinco años).

Monseñor Danneels tiene fama de moderador y colabora habitualmente en la revista teológica flamenca Collations, que tiene cierta difusión en Holanda. Entusiasta de la labor de divulgación Goafried Danneels dirigió la emisión religiosa de la televisión belga todos los domingos por la mañana sin que sus alocuciones se caracterizaran por su cerrazón o conservadurismo. Ha sido también profesor de la facultad de Teología de Lovaina y se ha mostrado partidario de la colaboración entre sacerdotes y laicos.

Ayer también, la Iglesia católica de Holanda dio los primeros pasos para la preparación de su primer Sínodo extraordinario. El episcopado ha hecho público el programa de este sínodo, aprobado la víspera por el papa Juan Pablo II, que presidirá los trabajos.

Antes de convocar este Sínodo, el soberano pontífice había convocado personalmente a cada uno de los siete obispos, cuyas tendencias divergentes crean malestar en el mundo religioso, informa la agencia Efe.

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