Camacho volvió a enfrentarse con PSOE, y UCD en la Comisión de Trabajo

Sólo tres nuevos articulos del Estatuto de los Trabajadores, referentes a la composición de los comités de empresa y a la elección y mandato de los representantes del personal, fueron debatidos y aprobados ayer por la Comisión de Trabajo del Congreso.

La escasa duración de la sesión, consecuencia de la continuación del Pleno del Congreso del miércoles, y la amplitud de las intervenciones de los portavoces de los Grupos Comunista, Socialista y Centrista, que se enzarzaron de nuevo en los mismos enfrentamientos y en las mismas acusaciones de días anteriores, explican el escaso avance en e...

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Sólo tres nuevos articulos del Estatuto de los Trabajadores, referentes a la composición de los comités de empresa y a la elección y mandato de los representantes del personal, fueron debatidos y aprobados ayer por la Comisión de Trabajo del Congreso.

La escasa duración de la sesión, consecuencia de la continuación del Pleno del Congreso del miércoles, y la amplitud de las intervenciones de los portavoces de los Grupos Comunista, Socialista y Centrista, que se enzarzaron de nuevo en los mismos enfrentamientos y en las mismas acusaciones de días anteriores, explican el escaso avance en el examen del articulado del proyecto de ley.

Nuevos enfrentamientos

Se abrió la sesión con la preceptiva votación de una enmienda de CD al artículo relativo a competencias del comité de empresa, que. en la última reunión de la Comisión de Trabajo (véase EL PAIS del miércoles) quedó pendiente al registrarse dos empates consecutivos entre UCD, que se oponía a la misma, y el resto de los grupos que intentaron que prosperara. La enmienda, que ayer fue derrotada al sumar su voto Minoría Catalana a los de UCD, pretendía reforzar al comité dé empresa frente a determinadas decisiones empresariales (reestructuración, reducción de jornada, sistemas de organización y estudio de tiempos, entre otros supuestos).

Tras la derrota de la enmienda de CD, tuvo lugar la explicación de voto sobre el mencionado artículo, que asimismo había quedado aplazada en la sesión anterior. Marcelino Camacho tomó inmediatamente la palabra y dijo que «el Gobierno debería pensárselo tres veces antes de sacar adelante esta ley antisindical y antiobrera». Afirmó que el Estatuto es regresivo y reduce las atribuciones del comité de empresa y de los delegados de personal. Cuando la facultad de negociar convenios de los comités de empresa y de los delegados se relega al artículo 85 -dijo-, en el que existe un acuerdo UGT-CEOE, los compañeros socialistas están renunciando a logros conseguidos por los trabajadores en la dictadura. «Aquí, con la diferencia de un voto, se puede sacar adelante una ley, pero en lasfábricas no.» Los trabajadores, dijo Camacho, se están dando cuenta de lo que se está aprobando aquí, y mostró a los diputados un fajo de telegramas que había recibido. «La Mesa ha recibido también telegramas de los trabajadores y debería leerlos.» Se equivocan los socialistas, continuó el diputado comunista. «Aquí no hay un problema de diferente concepción sindical, aunque esto está en la superficie. Estamos ante una ofensiva antíobrera.» Terminó diciendo que «lo mismo que ayer no nos domesticaron, hoy tampoco nos llevarán al radicalismo», y se levantó del escaño para marcharse -según dijo- a informar a los trabajadores sobre lo que estaba ocurriendo con el Estatuto.

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Jerónimo Saavedra, en nombre de los socialistas, recordó las posturas de.abstención ejercidas por su grupo en puntos claves del artículo relativo a competencias, «al no aceptarse enmiendas nuestras que ampliaban las mismas». Tras refutar con estas explicaciones las acusaciones de Camacho, dijo que «el Grupo Socialista ha dado muestras de paciencia y tolerancia aguantando ciertas interpretaciones, que como disco rayado vienen repitiéndose desde el examen de los primeros artículos, pero que se estaban empezando a, cansar. El portavoz del PCE sigue dando vueltas a fantasmas, se está inventando fantasmas. Si el portavoz del Grupo Comunista se hubiera leído con detenimiento nuestras enmiendas estaría más tranquilo. Los antiguos jurados de empresa, diga Camacho lo que quiera, no tenían más atribuciones que las ahora contempladas para los comités, y las enmiendas comunistas a este artículo no contienen ninguna aportación superior a lo aprobado».

Félix Pérez Miyares, el portavoz centrista, acusó a Camacho de intentar desviar la atención de la opinión pública sobre el conte.nido del Estatuto, mediante grandes frases dirigidas hacia la tribuna de la prensa. « Se ha dicho que lo que se trataba era de impedir que el comité de empresa pudiera negociar convenios y que ello se había aprobado con un solo voto de diferencia. Todo eso no es verdad.» Dijo que la redacción del artículo 63 era progresista y para probarlo hizo una pequeña estadística de las distintas votaciones, en muchas de las cuales las, únicas abstenciones o votos en contra correspondían al PCE. Dijo que UCD no defiende en exclusiva los intereses de los empresarios, sino también los los trabajadores, ya que, en definitiva -afirmó-, «lo que nuestro partido defiende es el modelo social reconocido por la Constitución. «El ortavoz comunista debiera haber tenido la delicadeza de esperar a que los demás grupos expliquen sus posturas, y no irse a contar "su verdad" a los trabajadores; y no la verdad de lo que ocurre en la Comisión.»

Bastante menos tiempo que la explicación de voto mencionada llevó, a los señores diputados el debate y aprobación del artículo 64, relativo a capacidad y sigilo del comité de empresa.

Se reconoce al comité de empresa, según el texto del Gobierno aprobado con una mínima mejora técnica, a propuesta de Pablo Castellano (PSOE), la posibilidad de «ejercer acciones administrativas o judiciales en todo lo relativo al ámbito de sus competencias, por decisión mayoritaria de sus miembros».

Composlíción del comité

Sin demasiado énfasis defendió Jerónimo Saavedra (PSOE) una enmienda de su grupo, por la que se modificaba la escala de miembros de comités de empresa propuestos por el Gobierno en el proyecto. La propuesta socialista, al igual que otra comunista, fueron derrotadas. Por un momento se pudo dudar de los acuerdos entre socialistas y centristas, pero la duda pronto quedó disipada al retirar UCD una enmienda propia en la que restringía sensiblemente la escala de miembros del comité fijada por el proyecto.

En suma, el acuerdo consistió en mantener el texto del Gobierno, renunciando socialistas y centristas a sus propias enmiendas, que trataban, respectivamente, de aumentar o disminuir el número de miembros de los comités.

Según la redacción aprobada, en las empresas con plantillas entre cincuenta y cien trabajadores, los comités de empresa contarán con cinco miembros. En las superiores a 101 e inferiores a 250 trabajadores, tendrán nueve miembros. A trece ascenderán los miembros de comités en empresas que superen los mencionados topes y no lleguen a 501 trabajadores. Diecisiete corresponderán a las empresas que no superen los 750 trabajadores, y veintiuno para las que no superen el millar. De mil trabajadores en adelante se añadirán dos miembros por cada mil o fracción, con un máximo de 75.

Los representantes serán elegidos «por todos los trabajadores mediante sufragio personal, directo, libre y secreto, que podrá remitirse por correo», según el artículo 66 aprobado con una enmienda de CD.

La duración del mandato, según la redacción del proyecto, que no fue modificada, «será de dos años, pudiendo ser reelegidos en sucesivos períodos.

Las sustituciones y revocaciones de representantes deberán ser comunicadas al empresario y a la autoridad laboral. Las revocaciones, según una enmienda centrista de adición, sólo podrán realizarse mediante asamblea convocada al efecto a instancia de un tercio como mínimo de los electores y por mayoría absoluta de éstos, mediante sufragio similar al previsto para la elección. La revocación no podrá tener lugar durante la negociación de un convenio colectivo, ni replantearse hasta transcurridos seis meses por lo menos.

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