Cartas al director

"Off the record"

Ahora que el presidente del Gobierno se ha decidido a hablar, resulta que lo hace amparado en el off the record, esa propina de sustanciosas informaciones con que habitualmente los políticos obsequian a los periodistas a título privado y confidencial. Antes no nos enterábamos de lo que pasaba por culpa de la censura, y ahora por culpa del off the record.

Ciertamente este cambalache inmoral parece un sistema de desinformación más civilizado y más en consonancia con las costumbres occidentales, pero no por ello es menos escandaloso. La ligereza con que los periodistas acepta...

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Ahora que el presidente del Gobierno se ha decidido a hablar, resulta que lo hace amparado en el off the record, esa propina de sustanciosas informaciones con que habitualmente los políticos obsequian a los periodistas a título privado y confidencial. Antes no nos enterábamos de lo que pasaba por culpa de la censura, y ahora por culpa del off the record.

Ciertamente este cambalache inmoral parece un sistema de desinformación más civilizado y más en consonancia con las costumbres occidentales, pero no por ello es menos escandaloso. La ligereza con que los periodistas aceptamos estas situaciones, cada vez más frecuentes, nos convierte en cómplices de una fórmula que, pura y simplemente, viola el derecho de todos los ciudadanos a estar plenamente informados de los asuntos públicos.

A este paso va a tener razón aquél que defendió al periodista como la persona que se pasa media vida escribiendo de lo que no sabe, y la otra media sin escribir lo que sabe.

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