Economía, fisco y agro, centran los debates ministeriales en la CEE

Tres consejos ministeriales de la CEE, celebrados en Luxemburgo, sirvieron para debatir temas europeos relacionados con la situación económica, fiscal y agrícola. Los ministros de Finanzas trataron de preparar el capítulo económico y monetario que los jefes de Estado o de Gobierno de los nueve países que forman el Mercado Común discutirán conjuntamente en su próximo Consejo Europeo, el 29 y 30 de noviembre, en Dublín.

Inflación, paro, déficit de balanzas de pagos y escaso índice de crecimiento económico, son los principales capítulos que preocupan en la CEE.En política fiscal, los minis...

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Tres consejos ministeriales de la CEE, celebrados en Luxemburgo, sirvieron para debatir temas europeos relacionados con la situación económica, fiscal y agrícola. Los ministros de Finanzas trataron de preparar el capítulo económico y monetario que los jefes de Estado o de Gobierno de los nueve países que forman el Mercado Común discutirán conjuntamente en su próximo Consejo Europeo, el 29 y 30 de noviembre, en Dublín.

Inflación, paro, déficit de balanzas de pagos y escaso índice de crecimiento económico, son los principales capítulos que preocupan en la CEE.En política fiscal, los ministros abordaron, sin resultados concretos, el debate en torno a las disparidades de imposición que existen entre los Estados comunitarios en varios productos. Vinos, alcoholes y tabacos, son los productos más separados en materia de fiscalidad, lo que contribuye indirectamente a falsear las reglas de la libre competencia entre los Estados de la CEE.

Paralelamente a los consejos económicos y fiscales, Luxemburgo acogió también una sesión ministerial de los nueve de la agricultura. Dos temas principales centraron los debates: vino y carne ovina. En el primero, las diferencias las marcaron París y Roma, donde no siempre coinciden los intereses cuando se trata de coordinar producciones mediterráneas.

La reestructuración del sector vitivinícola comunitario, caracterizado por unos excedentes que se incrementarán con los ingresos de Grecia, España y Portugal a la CEE, comprenderá un programa quinquenal centrado en la prohibición de plantar nuevos viñedos destinados a la producción de vinos de mesa, reconversión de cultivos e indemnización para un retiro anticipado para los viticultores de 55 a 65 años. El coste total de la operación será de unos 15.000 millones de pesetas, con cargo al presupuesto agrícola de la CEE.

En el sector de carne ovina, el conflicto sigue abierto entre París y Londres. Los productores franceses piden una organización común de mercado en carne ovina y desean continuar protegidos en las fronteras contra las importaciones de otros países de la CEE. Alegan, no sin razón, que Gran Bretaña importa anualmente unas 200.000 toneladas de carne ovina neozelandesa, lo que le permite exportar gran parte de su propia producción.

El Tribunal Europeo de Justicia condenó, a Francia por practicar medidas proteccionistas contra la libre circulación de carne ovina. Francia persistió en su postura y rechazó un cargamento de carne ovina de origen británico. Los agricultores británicos protestan y solicitan, a su vez, represalias contra los productos agrarios galos importados por el Reino Unido.

En el fondo de la cuestión, ilustrada anualmente por lo que algunos denominan la guerra del cordero, está la diferencia de concepción entre británicos y franceses, en relación con la esencia misma de la Europa verde. Con una tradición librecambista en materia agrícola y con una población activa agraria inferior a la de otros países europeos, los británicos atacan continuamente los mecanismos del Mercado Común agrícola, al que califican de proteccionista y al que cargan todos los males del incremento de precios para la cesta de la compra del ama de casa inglesa.

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