La confianza se gana con hechos

«(...) De nada sirven ya esas fórmulas que las metralletas de los terroristas han convertido en retórica vacía. De nada sirve rechazar el "`catastrofismo" ni reclamar una identificación de los españoles con unas Fuerzas Armadas y de Orden Público a las que repetidamente se ha puesto en entredicho. De nada sirve recordarnos que el terrorismo es un "fenómeno internacional"" y sus agentes "un grupo de marginados". De nada sirven ya unas condenas verbales que suenan a falso en muchas bocas. La verdad, escueta y terrible, es que los asesinos cobran cada día, impunemente, su tributo de sangre, con u...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

«(...) De nada sirven ya esas fórmulas que las metralletas de los terroristas han convertido en retórica vacía. De nada sirve rechazar el "`catastrofismo" ni reclamar una identificación de los españoles con unas Fuerzas Armadas y de Orden Público a las que repetidamente se ha puesto en entredicho. De nada sirve recordarnos que el terrorismo es un "fenómeno internacional"" y sus agentes "un grupo de marginados". De nada sirven ya unas condenas verbales que suenan a falso en muchas bocas. La verdad, escueta y terrible, es que los asesinos cobran cada día, impunemente, su tributo de sangre, con una insolencia recrecida a cada atentado, con un palpable desprecio hacia esa autoridad que no sabe o no puede evitar la matanza.Se está gastando estérilmente la fe y la confianza que ahora se solicita, las mismas que los españoles entregamos sin limitación en su momento. La confianza popular se gana con hechos y no con palabras que perdieron ya significación y fuerza. Sería más lógico que el Gobierno encarara fríamente la situación, y en vez de convocarnos colectivamente a una lucha moral contra el terrorismo y a un apoyo íntimo a las Fuerzas Armadas y de Orden Público, diera a éstas las órdenes precisas para acabar de una vez con tan alucinante plaga. Las órdenes precisas y los medios materiales necesarios. Nuestro apoyo y el de muchos españoles no le habría de faltar.

Cuando lo que está en juego no es el funcionamiento de una industria ni la economía de una sociedad bancaria, sino la misma salud, la misma supervivencia de España, ninguna medida resulta exagerada. Las fórmulas legales no pueden ser obstáculo. Si para el referéndum que ha de sancionar los Estatutos se han encontrado recursos jurídicos suficientes, también los habrá para una decisión que afecta a la vida, la hacienda y el honor de muchísimos millones de españoles.»

, 25 de septiembre

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En