La reconversión de la Feria del Campo se realizará en dos años

La Feria del Campo va a retornar a los madrileños en un plazo de dos años, una vez que se le haya lavado la cara y sus edificios, prematuramente, envejecidos, puedan destinarse a nuevos usos: las antiguas vaquerías dejarán paso a una ambiciosa Ciudad del Niño, y una parte de las casas regionales se convertirá en recinto cultural -mercados del libro, el sello y la moneda, exposiciones de arte, teatro, cine club-, mientras que una última zona se reserva para actividades propiamente feriales.Pese a ese propósito de devolver la Feria del Campo a todos los madrileños, el Ayuntamiento parece interes...

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La Feria del Campo va a retornar a los madrileños en un plazo de dos años, una vez que se le haya lavado la cara y sus edificios, prematuramente, envejecidos, puedan destinarse a nuevos usos: las antiguas vaquerías dejarán paso a una ambiciosa Ciudad del Niño, y una parte de las casas regionales se convertirá en recinto cultural -mercados del libro, el sello y la moneda, exposiciones de arte, teatro, cine club-, mientras que una última zona se reserva para actividades propiamente feriales.Pese a ese propósito de devolver la Feria del Campo a todos los madrileños, el Ayuntamiento parece interesado en obtener unos beneficios económicos de las instalaciones con que cuenta en el antiguo recinto de la Feria del Campo. Algunos de los edificios, según se acordó en la reunión constitutiva de la Institución Ferial Madrileña (Ifema), celebrada el pasado mes de enero entre el Ayuntamiento, la Cámara de Comercio, la Caja de Ahorros y la Diputación provincial, serán cedidos a este organismo para el desarrollo de actividades feriales.

Lo que parece que ha sufrido un sustancial cambio es la política de ingresos que se tenía en el antiguo proyecto. Gracias a esto, el Ayuntamíento, además de obtener un porcentaje de los beneficios de Ifema, conseguirá, en caso de que se desarrolle totalmente el proyecto, unos ingresos paralelos por la realización de actividades culturales o la utilización de los servicios que se creen.

Mercados, teatro, cine

Aparte de las actividades feriales que se desarrollen en los edificios citados, se considera factible la realización de actos culturales, tales como mercados del sello, monedas o libros usados y la proyección de películas en colaboración con la Filmoteca Nacional. «Estos mercados, que tendrían un carácter permanente, convertirían la zona en algo dinámico, que atraería a la gente. Además se puede aprovechar el anfiteatro existente o acondicionar la plaza de tientas, mediante la instalación de un techo, para hacer representaciones teatrales», manifestó Jorge Enjuto, director de Instalaciones Feriales.

El Proyecto municipal contempla, junto con la construcción de distintos servicios, la negativa a que los edificios de la zona sean convertidos en oficinas burocráticas del Ayuntamiento. Por ese motivo, y exceptuando el edificio del antiguo comisariado, donde se instalarán los responsables de Ifema, el recinto ferial no será sede ni de una escuela de la Policía Municipal, como estaba previsto, ni de un parque de bomberos.

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Trece hectáreas para los niños

La Ciudad del Niño ocupará el resto de la Feria y será realizada en los próximos dos años, en tres etapas.

En líneas generales, se quiere conseguir que la zona central y la más cercana a la Puerta del Angel queden convertidas en una miniciudad, en la que, de forma permanente, estarán unos 1.500 niños, y que será visitada por un núniero no determinado durante los fines de semana.

En la primera etapa, la zona en la que antiguamente se celebraba la feria ganadera será convertida en zona de guarderías. «Vamos a aprovechar las vaquerías, ya que, si se rompen los pesebres, se pone piso y se mejoran las instalaciones, se pueden obtener guarderías para cuatrocientos o quinientos niños.

En esta misma etapa se construirían unas casas-rincones de la música, el libro, la pintura o el teatro, donde se darían clases de estas actividades, posiblemente de forma gratuita. Para ello se aprovecharían pabellones como el de Santander, Madrid, Portugal y otros. Las casas-rincones estarían a cargo de profesores especializados y contarían con un alumnado permanente y fijo, diferente del que se tendría durante los sábados y domingos. El número de casas-rincones se vería aumentado en una segunda etapa, en la que se realizarían además otros proyectos de cara a los niños transeúntes de fin de semana. Aunque no están determinadas todas las enseñanzas que se podrían impartir, parece que existiría una torre de Babel, donde los niños elegirían entre tres idiomas; una casa de la ciencia, un gimnasio, juegos recreativos v otros. Los pabellones ocupados en la segunda y la tercera etapa serían los situados en el centro del recinto ferial, que, junto con los primeros, estarían cercados por una verja, que delimitaría la zona, a la que únicamente podrían entrar niños solos o acompañados. Para la realización de todos estos proyectos no existe, sin embargo, un cálculo económico, aunque se cree que sólo en obras habría que invertir unos sesenta o setenta millones de pesetas.

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