Cartas al director

El Centro de Cultura de Prosperidad no prospera

Escribo como miembro del Centro de Cultura de Prosperidad, cuya situación, por conocida, no deja de ser indignante.Este edificio, tras haber sido colegio durante la República y escuela de mandos hasta las elecciones del 154, pasó a ser propiedad del Ministerio de Cultura, que lo convirtió en centro cultural y lo utilizó como montaje cara a otros países, cuya finalidad era encubrir la incapacidad de UCD para proteger la cultura, merced a presentar como propios unas instalaciones, grupos y trabajos, cuando en realidad nada han hecho por nosotros, pues las actividades allí llevadas a cabo se han ...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Escribo como miembro del Centro de Cultura de Prosperidad, cuya situación, por conocida, no deja de ser indignante.Este edificio, tras haber sido colegio durante la República y escuela de mandos hasta las elecciones del 154, pasó a ser propiedad del Ministerio de Cultura, que lo convirtió en centro cultural y lo utilizó como montaje cara a otros países, cuya finalidad era encubrir la incapacidad de UCD para proteger la cultura, merced a presentar como propios unas instalaciones, grupos y trabajos, cuando en realidad nada han hecho por nosotros, pues las actividades allí llevadas a cabo se han hecho sin ayuda de ningún tipo.

Tras un año de funcionamiento comenzó a librarse una curiosa batalla entre el Ministerio y el Ayuntamiento (en ese momento, ambos eran de UCD) por la propiedad del edificio: los dos organismos lo reclamaban, pero ninguno de ellos estaba dispuesto a costear su mantenimiento ni a subvencionar las actividades. En ese período, la luz fue cortada tres veces, al no ser abonados los recibos, y esa es una situación en la que no se puede trabajar. Sabemos que el Ayuntamiento anterior quería convertir el centro en un colegio, precisamente en una zona que está saturada de ellos, pero ignoramos cuáles son las intenciones del Ayuntamiento actual. Ahora, la luz ha sido cortada por cuarta vez y la compañía eléctrica, lógicamente, se niega a darla, mientras no se cambie una instalación que, en algunos casos, comporta riesgos físicos y cuyo coste es tan elevado que nosotros no la podemos pagar, y aunque pudiésemos, es la Administración quien debe hacerlo. El Ministerio dice que el edificio ya no es suyo y no se puede responsabilizar; el Ayuntamiento dice que todavía no es suyo y tampoco puede hacerlo; y en medio nos encontramos nosotros, sin luz, sin subvenciones, en un edificio cada día más deteriorado, aunque su ruina pueda evitarse aún, pero, eso sí, tras haber sido mostrados a diversos países como ejemplo de lo que los «demócratas» culturales de UCD son capaces de llevar a cabo.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En