Ferrer niega que el Gobierno haya presionado para el acuerdo con UGT

Carlos Ferrer Salat, presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), solicitó ayer del Gobierno la adopción de medidas que equilibren la paridad de la peseta, «que en estos momentos está sobrevalorada a causa de nuestra elevada tasa de inflación, lo que hace que el 80% de las empresas exportadoras del país pierdan dinero actualmente». En concreto, Ferrer Salat señaló que debe implantarse algún sistema que permita la convertibilidad de la peseta.El líder de la organización patronal, que se entrevistó en Sevilla con el presidente de la Junta de Andalucía, con el g...

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Carlos Ferrer Salat, presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), solicitó ayer del Gobierno la adopción de medidas que equilibren la paridad de la peseta, «que en estos momentos está sobrevalorada a causa de nuestra elevada tasa de inflación, lo que hace que el 80% de las empresas exportadoras del país pierdan dinero actualmente». En concreto, Ferrer Salat señaló que debe implantarse algún sistema que permita la convertibilidad de la peseta.El líder de la organización patronal, que se entrevistó en Sevilla con el presidente de la Junta de Andalucía, con el gobernador civil y con el alcalde de la ciudad, mantuvo diversas reuniones de trabajo con los dirigentes de la Confederación Empresarial Sevillana y realizó ante los informadores una calurosa defensa del acuerdo firmado recientemente por la CEOE y la UGT.

«El acuerdo es la demostración de que en España también se puede, como en otros países más desarrollados, arreglar los problemas por la vía del diálogo y la negociación, y no por la de la lucha en la calle», declaró Carlos Ferrer, acusando a Comisiones Obreras de buscar la confrontación por motivos puramente políticos. José María Cuevas, secretario general de la CEOE, abundó posteriormente en esta argumentación, subrayando que el pacto con UGT había sido posible por la postura netamente sindical de esta organización «frente a la estrategia política y seudosindical de Comisiones Obreras y el PCE, que han quedado perfectamente desenmascarados».

En relación con la oposición de algunos empresarios madrileños a estos acuerdos, el señor Ferrer Salat indicó que la CEOE era una institución democrática, y que sólo dieciocho de los 420 miembros de la asamblea de la organización se habían negado a aceptarlos alegando razones técnicas. «Si todos estuviésemos de acuerdo, esto sería Rusia, pero no una organización democrática», dijo. Ambos líderes patronales negaron que se hubiese producido la más mínima presión del Gobierno para llegar al pacto CEOE-UGT, mostrándose confusos por las contradicciones de Comisiones Obreras sobre el tema de la revisión salarial.

Acerca del proyecto de estatuto del trabajador presentado por UCD, José María Cuevas declaró que contiene numerosas deficiencias y que la CEOE prepara más de un centenar de proposiciones de enmienda al texto actual, «aunque aceptamos plenamente el resultado del funcionamiento normal de las instituciones democráticas», Carlos Ferrer insistió, por su parte, en que el presidente Suárez debe dirigirse al país para explicar la situación económica y las medidas que van a adoptarse para hacer frente a la misma «porque si no se recupera la confianza no habrá inversión», añadiendo que se ha hecho una reforma fiscal que fomenta el consumo y penaliza el ahorro.

La rueda de prensa con los líderes de la CEOE tuvo algunos momentos pintorescos, como cuando Carlos Ferrer aludió a los conceptos de nacionalidad y región como «terminología al uso», o cuando Manuel Martín, presidente de la CEOE andaluza y dirigente del empresariado malagueño en la época del verticalismo, se refirió irónicamente al «país antiguamente llamado España».

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