Comienza a organizarse el traslado a España de mil refugiados indochinos

«Hemos iniciado los primeros contactos para organizar el traslado a España de mil refugiados indochinos», declaró a EL PAIS el embajador de España en Tailandia, Nicolás Revenga, en comentario a la decisión del Gobierno español de participar en la operación de aceptación de cierto número de refugiados vietnamitas, camboyanos y laosianos, actualmente concentrados en campos de refugiados en Tailandia, Malasia, Hong-Kong, Indonesia, Singapur y Filipinas, en cifras aproximadas de unas 400.000 personas.

Otros miles de refugiados se encuentran instalados desde hace varios meses en barcos; ancl...

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«Hemos iniciado los primeros contactos para organizar el traslado a España de mil refugiados indochinos», declaró a EL PAIS el embajador de España en Tailandia, Nicolás Revenga, en comentario a la decisión del Gobierno español de participar en la operación de aceptación de cierto número de refugiados vietnamitas, camboyanos y laosianos, actualmente concentrados en campos de refugiados en Tailandia, Malasia, Hong-Kong, Indonesia, Singapur y Filipinas, en cifras aproximadas de unas 400.000 personas.

Otros miles de refugiados se encuentran instalados desde hace varios meses en barcos; anclados frente a las costas de varios países del sureste asiático, en espera de ser repatriados a otros países.El embajador de España comenzó las primeras gestiones en contacto con el Gobierno tailandés y con el Alto Comisariado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Lislai Goodyear, con sede en Bangkok.

«Por el momento esperamos instrucciones precisas del Ministerio de Asuntos Exteriores», comentan en la embajada de España en la capital tailandesa. Dos llamadas telefónicas desde Madrid y Zaragoza, ofreciendo acoger a refugiados indochinos, son las primeras reacciones directas llegadas a Bangkok por parte de ciudadanos españoles. Desde primeros de año se recibieron en la representación diplomática española en Bangkok once cartas de refugiados, solicitando la posibilidad de instalarse en, España. «Exponen su oficio, el número de familiares y los idiomas que hablan, francés e inglés, en general, además de su lengua nacional», explica el embajador.

¿Cómo seleccionar los refugiados? ¿Cómo organizar su traslado a España? ¿Cómo iniciar su adaptación? Son interrogantes a resolver por parte de las autoridades españoles, después de la decisión humanitaria de ofrecer asilo al millar de personas. Existen los precedentes de otros países, Estados Unidos y Francia, en especial, que son los dos Estados -antiguos responsables coloniales en la región- que acogen mayor número de refugiados. Hasta el momento algunos países acogen con preferencia a niños huérfanos de corta edad, más fáciles de readaptar, personas minusválidas o familias que llevan más tiempo en campos de refugiados o en los barcos denominados boat people.

En general los países que aceptan refugiados envían una delegación especial, integrada por miembros del Gobierno y organizaciones caritativas y humanitarias para encargarse del traslado, de acuerdo con las autoridades locales y el Alto Comisariado para Refugiados de las Naciones Unidas. Tailandia y Malasia, que cuentan con mayor número de refugiados, podrían ser los dos países que escoja España para integrar a los mil refugiados.

La operación podría quedar resuelta en el plazo de un mes. El viaje se efectuaría a partir de pequeños grupos, en función de las plazas disponibles en las líneas aéreas regulares, bastante llenas en esta época de vacaciones estivales. El transporte corre a cargo de las Naciones Unidas. «Con algunos países hemos organizado vuelos charter, sin excluir que pueda hacerse lo mismo con Iberia, aunque no tiene vuelos regulares con Bangkok», declaró Jorge Adrada, director de operaciones del CIME (Comité Intergubernamental para Migraciones Europeas).

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A nivel político, la decisión del Gobierno español se interpreta como un gesto humanitario muy positivo en las capitales de los Estados del sureste asiático que soportan el aflujo de refugiados indochinos, con sobrecarga social y económica para unos países en vías de desarrollo con altos índices de población local.

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