Cartas al director

Renfe y sus billetes

El pasado día 29 de junio fui a la estación de Atocha a sacar unos billetes; eran las 5.45 de la tarde y me puse en la «cola» correspondiente a la ventanilla número nueve.A las 6.20 llegó el turno a la persona que iba delante de mí (un extranjero); en ese momento el empleado se pone a hacer cuentas y a,contar el dinero; cuando han pasado quince minutos yo le indico que nos atienda y deje el arqueo para cuando termine la expedición de los billetes, ya que llevamos una hora esperando. Su respuesta es agria y malsonante: «Se pueden ir si llevan una hora. Yo sé cómo hacer mi trabajo.» Las protesta...

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El pasado día 29 de junio fui a la estación de Atocha a sacar unos billetes; eran las 5.45 de la tarde y me puse en la «cola» correspondiente a la ventanilla número nueve.A las 6.20 llegó el turno a la persona que iba delante de mí (un extranjero); en ese momento el empleado se pone a hacer cuentas y a,contar el dinero; cuando han pasado quince minutos yo le indico que nos atienda y deje el arqueo para cuando termine la expedición de los billetes, ya que llevamos una hora esperando. Su respuesta es agria y malsonante: «Se pueden ir si llevan una hora. Yo sé cómo hacer mi trabajo.» Las protestas se generalizan mientras el empleado sigue rellenando dorsos y más dorsos de billetes de ferrocarril, con sus números y recontando el dinero.

A las 6.50, y ya con todos los que esperábamos en una protesta colectiva, da un portazo con su ventanilla y se marcha. Todos los que esperábamos estábamos indignados con la actitud del empleado; cinco minutos después volvió, abrió su ventanilla y atendió al extranjero, luego a mí.

El empleado nos obsequió con un show de treinta minutos, durante los cuales el extranjero mantuvo una risa muy significativa.

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