Cartas al director

Puntualización de La Paz

Con motivo de haber aparecido en el periódico que usted tan dignamente dirige, el día 30-V-1979, un escrito en el que se vertían una serie de acusaciones contra personal de esta ciudad sanitaria, me veo obligado a manifestarle, como director de esta institución, que talles acusaciones, hechas por don Enrique Velasco, no son ciertas, por lo que le ruego, de ser posible, las desmienta usted.Los hechos ocurridos en esta Ciudad Sanitaria La Paz el día 18-V- 1979 fueron los siguientes:

Dicho día, al servicio de admisión de la residencia general de la ciudad sanitaria acudió el hijo del señor...

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Con motivo de haber aparecido en el periódico que usted tan dignamente dirige, el día 30-V-1979, un escrito en el que se vertían una serie de acusaciones contra personal de esta ciudad sanitaria, me veo obligado a manifestarle, como director de esta institución, que talles acusaciones, hechas por don Enrique Velasco, no son ciertas, por lo que le ruego, de ser posible, las desmienta usted.Los hechos ocurridos en esta Ciudad Sanitaria La Paz el día 18-V- 1979 fueron los siguientes:

Dicho día, al servicio de admisión de la residencia general de la ciudad sanitaria acudió el hijo del señor Velasco por su propio Pie, acompañado por sus padres, sin haber sido visto previamente por su médico de cabecera o servicio especial de urgencias, que a buen seguro le hubieran evitado el desplazamiento, tratando al paciente en su propio domicilio o, en el peor de los casos, le hubieran orientado al hospital correspondiente a su sector.

En este servicio de urgencia el paciente fue explorado y no se observó ningún signo de irritación meningea, ni deshidratación, ni ningún signo de gravedad que contraindicase el traslado al centro que le correspondía, que era el Gran Hospital (desde allí se nos remitió posteriormente un informe diciendo que este enfermo padecía una faringo amigdalitis y que desde el propio hospital se le había enviado a su domicilio).

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En ningún momento al señor Velasco se le negó la identidad de las personas que estaban atendiendo a su hijo. El nombre de los médicos consta en la bata y en lugar bien visible; es posible que la ira de que en aquellos momentos hacía gala el señor Velasco le impidiese ver el nombre de los facultativos que atendían a su hijo.

No quisiera extenderme más en un hecho que, por desgracia, se repite; pero sí quiero hacer constar que en la Ciudad Sanitaria La Paz, a la que tengo el gran honor de dirigir, existe una de las plantillas más capacitadas, tanto de personal sanitario como no sanitario, para sacar adelante muchos problemas médicos y paramédicos.

Sólo quiero manifestarle al señor Velasco que hemos atendido en la urgencia de esta ciudad sanitaria, en estos quince años que lleva funcionando, tres millones de enfermos urgentes y es la primera vez que un familiar de un enfermo apela al sentido humanitario y deontológico en amenazas con el juzgado de guardia y desear a gritos muerte, calamidades y enfermedad para los hijos de los trabajadores que en aquellos momentos estaban viendo a su hijo.

(Director de La Paz) .

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