El primado de España teme al escepticismo oficial respecto a la Iglesia

La Iglesia española no ha pasado de protegida a tolerada, afirmó el cardenal primado de España, monseñor González Martín, en un coloquio posterior a la conferencia que pronunció el pasado martes en el Club Siglo XXI. En el coloquio con los comensales que le acompañaron en el Club Siglo XXI, el cardenal primado, a quien se considera como líder del ala derechista del episcopado, afirmó que el Gobierno, aunque no es confesional, protege y ayuda a la Iglesia española. El purpurado añadió, según Europa Press que la Constitución reconoce a la Iglesia católica, aunque, según todos los síntoma...

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La Iglesia española no ha pasado de protegida a tolerada, afirmó el cardenal primado de España, monseñor González Martín, en un coloquio posterior a la conferencia que pronunció el pasado martes en el Club Siglo XXI. En el coloquio con los comensales que le acompañaron en el Club Siglo XXI, el cardenal primado, a quien se considera como líder del ala derechista del episcopado, afirmó que el Gobierno, aunque no es confesional, protege y ayuda a la Iglesia española. El purpurado añadió, según Europa Press que la Constitución reconoce a la Iglesia católica, aunque, según todos los síntomas, los diferentes gobiernos serán cada vez más asépticos con respecto a ella.

En síntesis, el primado de España dijo que «la religiosidad popular tiene un valor indiscutible y mantenerla es algo vital. No hay que minusvalorar la fe de los sencillos».

El cardenal habló de la religiosidad en los países del Este. Como clave del crecimiento religioso en Polonia, patria de Juan Pablo II, el primado expuso que allí se han unido dos hechos importantes: un esfuerzo catequístico extraordinario y una unión estrecha entre obispos y sacerdotes. El cardenal manifestó que él también tiene mucha confianza en la conservación de la fe en España, contando precisamente con la religiosidad del pueblo.

Según Efe, el cardenal primado se opuso a la secularización actual, diciendo que este hecho es opuesto al fenómeno del Vaticano II, aunque se trate de presentarlo como una modernidad. El Vaticano II, dijo, es un canto al señorío de Cristo: que todo se impregne de Cristo. El mundo tiene la dimensión de su autonomía, pero también la de su dependencia de Dios creador.

A un informador que le recordó la polémica organizada tras su intervención recomendando una postura crítica frente al referéndum constitucional, el cardenal respondió que apenas vio la televisión esos días y que su criterio es que se desfiguró en parte su intervención, que trataba solamente de aclarar, desde una postura de pastor de la Iglesia, lo que estaba un poco oscuro.

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