Cartas al director

En memoria del maestro Grandío

La Asociación Laudística de España (ALE) ha perdido su director. Roberto Grandío, veintiocho años, era la batuta más joven de España salida del Conservatorio de Madrid. Su esfuerzo por colocar al laúd español y la familia de los instrumentos de púas españoles en un lugar preferente, junto al siempre consagrado violín o piano, fue, indudablemente, ejemplo de heroísmo cultural ante un Ministerio de Educación, primero, y de Cultura, después, que poco o nada podían hacer por acrecentar el nivel musical de la nación. La utilización de instrumentos genuinamente españoles y populares por esta Asociac...

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La Asociación Laudística de España (ALE) ha perdido su director. Roberto Grandío, veintiocho años, era la batuta más joven de España salida del Conservatorio de Madrid. Su esfuerzo por colocar al laúd español y la familia de los instrumentos de púas españoles en un lugar preferente, junto al siempre consagrado violín o piano, fue, indudablemente, ejemplo de heroísmo cultural ante un Ministerio de Educación, primero, y de Cultura, después, que poco o nada podían hacer por acrecentar el nivel musical de la nación. La utilización de instrumentos genuinamente españoles y populares por esta Asociación ha hecho que el concepto entre la música de los grandes conciertos del Real y la propia de los instrumentos de púas, relegados a un segundo plano, sea sólo uno, la música, melodía y poesía unificadas sin barreras en torno a las cuerdas.No volveré más a ver el ondear impertérrito de la batuta del maestro Grandío en el Centro Cultural de la Villa de Madrid, donde nos deleitó con maravillosas obras de Albéniz, A. de Mudarra, P. A. Soler, Moreno Torroba y también de Mozart.

Mi recuerdo entrañable de este hombre que, junto a su padre, don Manuel Grandío, hicieron que la música fuera un poquito más de todos y que su campo de aplicación sea, en el estudio y la investigación, una causa infinita e inmensamente ilustradora.

Mi recuerdo queda vivo también para los componentes de la Asociación Laudística, jóvenes y excelentes músicos, en la confianza de que la labor que os deja vuestro maestro no quede en la oscuridad, después de una despedida tan repetina y tan llena de dolor, para los que, como yo, os aplaudió y felicitó,

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