El juez de Aix decidirá sobre la extradición de Goicoetxea y Apaolaza

«Está ganado. El texto mismo español de demanda de extradición es quien ha perdido, esencialmente, su causa», declaró a EL PAÍS Robert Badinter, abogado defensor de Miguel Goicoetxea y Martín Apaolaza, al finalizar ayer, a las siete y media de la tarde, el juicio celebrado en el tribunal de acusación de Aix-en-Provence. El presidente del tribunal, señor Charon, pocos segundos antes, tras haber escuchado la requisitoria del abogado general y la defensa de los siete abogados que intervinieron en favor de los vascos, anunció que mañana, viernes, emitirá su opinión» sobre la demanda de extradición...

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«Está ganado. El texto mismo español de demanda de extradición es quien ha perdido, esencialmente, su causa», declaró a EL PAÍS Robert Badinter, abogado defensor de Miguel Goicoetxea y Martín Apaolaza, al finalizar ayer, a las siete y media de la tarde, el juicio celebrado en el tribunal de acusación de Aix-en-Provence. El presidente del tribunal, señor Charon, pocos segundos antes, tras haber escuchado la requisitoria del abogado general y la defensa de los siete abogados que intervinieron en favor de los vascos, anunció que mañana, viernes, emitirá su opinión» sobre la demanda de extradición formulada por el Gobierno español ante el francés.

Toda la defensa de los abogados giró en torno a la demostración del carácter político de las acciones de los acusados «que luchan por el reconocimiento de la identidad de su pueblo» y, en consecuencia, de su intangibilidad en tanto que refugiados políticos en Francia. Sobre este punto se denunciaron múltiples supuestas argucias jurídicas y de procedimiento empleadas por las autoridades francesas para presentar el caso como de derecho común, y, por ello, susceptible de extradición. El ya referido señor Sebac, como los demás abogados franceses, subrayó que la demanda española de extradición fue precedida, en pocos días, por la decisión del Ministerio francés de Exteriores de suprimir el estatuto de refugiados políticos a los españoles «para poder considerar a los vascos como delincuentes de derecho común».A lo largo de cuatro horas, los defensores franceses fundamentaron jurídidicamente el aspecto político del problema y la condición de refugiados políticos de Goicoetxea y Apaolaza, «sólo suprimida por una caprichosa interpretación del ministro francés de Exteriores del derecho de asilo. Este último no tiene absolutamente nada que ver con el régimen democrático o no de un país, ya que en tal caso no tendrían que existir los refugiados políticos suizos del Jura o los que reivindican la nacionalidad de Quebec», pleiteó el señor Badinter.

Testimonio de tres abogados

Los tres abogados vascos, señores Castells, Letamendía y Esnaola, testimoniaron sobre las diversas coordenadas que definen la situación actual del País Vasco respecto al Gobierno central, subrayando que con la demanda de extradición de los dos vascos «lo que solicita el Gobierno español, dijo el señor Letamendía, es la complicidad francesa para continuar reprimiendo en Euskadi». Este mismo abogado, en una vibrante intervención recordó que «la lucha de los jóvenes resistentes de hoy, por identidad vasca, son hijos de muchos vascos españoles que, durante la última guerra mundial, resistieron al lado de los francese frente al nazismo». Y terminó desafiando: «Ustedes demostrarán, con la opinión que van a pronunciar, si son jueces de la Francia de Vichy o de la Francia democrática. »El abogado general, señor Chauvy, de entrada, había expuesto su requisitoria fundándose en que la demanda española de extradición probaba realmente que se trata de delincuentes de derecho común, «de hombres de mano -dijo- que han asesinado a dos honorables representantivo del orden y que han atracado mano armada». Por ello, «pido una opinión favorable a la extradición, por asesinato y por robo, y no por terrorismo». Excluyó, en efecto, el terrorismo, porque la demanda española se funda en la ley Antiterrorista del pasado mes de diciembre; es decir, posterior a los hechos, acaecidos en septiembre del año pasado.

A lo largo del juicio, en el que fue presentada por la defensa una saca de Correos repleta de telegramas de simpatía hacia los vascos, cerca de doscientas personas, jóvenes en su mayoría, corearon gritos y canciones vascas; por los alrededores del Palacio de Justicia de Aix-en-Provence. La policía, llegada expresamente de Marsella, vigiló el desarrollo del proceso. Entre los manifestantes no abundaban los vascos; españoles. La frontera fue cerrada y seis autobuses no pudieron llegar a Aix. Algunos vascos llegaron a Francia pasando por Barcelona

Audiencia restringida

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En la audiencia sólo pudieron entrar, además de los abogados, algunos familiares y amigos, los padres de Goicoetxea y su novia, nerviosos. También fueron admitidos unos veinticinco periodistas que se interesaron por el proceso y los diez testigos, entre los que se encontraban los parlamentarios, señores Monzón y Solabarría. El juicio había empezado precisamente con un incidente a causa de la lengua vasca y de los testigos. El tribunal, tras una breve deliberación, no autorizó el testimonio de estos últimos, ni que hablaran en vasco Apaolaza y Goicoetxea. Este último sobre todo, a consecuencia de su huelga de hambre, impresionó a todos los presentes, con su figura escuálida, aunque encendida y viva. El proceso terminó con un grito suyo por Euskadi libre desde el banquillo de los acusados.

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