Tamames, afónico, se acostó temprano anoche

«La jornada acabó felizmente a las cinco de la mañana -dice Ramón Tamames-, después de los incidentes de la plaza de la Villa. Al llegar a casa me metí en la cama. Me levanté a las nueve y media y desayuné. Una media hora antes ya empezó a sonar el teléfono y tuve numerosas llamadas. Una de ellas fue de Enrique Tierno, y fue momento que aprovechamos para felicitarnos mutuamente, ya de modo definitivo y aparte el abrazo de unas horas antes. Fue un momento emotivo.»Tamames sigue recordando las últimas horas de ayer. «Después del desayuno me fui al gimnasio. Luego estuve ordenando papeles, que te...

«La jornada acabó felizmente a las cinco de la mañana -dice Ramón Tamames-, después de los incidentes de la plaza de la Villa. Al llegar a casa me metí en la cama. Me levanté a las nueve y media y desayuné. Una media hora antes ya empezó a sonar el teléfono y tuve numerosas llamadas. Una de ellas fue de Enrique Tierno, y fue momento que aprovechamos para felicitarnos mutuamente, ya de modo definitivo y aparte el abrazo de unas horas antes. Fue un momento emotivo.»Tamames sigue recordando las últimas horas de ayer. «Después del desayuno me fui al gimnasio. Luego estuve ordenando papeles, que tenía muchos atrasados. Comí en un restaurante con mi mujer, mis hijos y un hermano y su mujer. Más que una celebración fue una comida familiar. A las cuatro de la tarde tuvimos una reunión en el partido, en la sede del Comité Central. »

Ramón Tamames, a las nueve de la noche, trataba de descansar. Mientras tanto, «desde las ocho se están iniciando las conversaciones con el PSOE. La reunión tiene lugar en la sede de este partido. Para allá fue la comisión negociadora, en la que, por acuerdo mutuo, se ha preferido que no participáramos ni Tierno ni yo».