El cardenal Tarancón explica las razones de un pesimismo cristiano

El cardenal Tarancón comenzó esta semana una serie de cartas cristianas sobre la posibilidad de ser optimistas en la actualidad. Razones de un pesimismo es el título de la primera de ellas.«Grupos de cristianos están fomentando un clima de pesimismo dentro de la Iglesia y en sus relaciones con la sociedad -señala al comienzo del documento arzobispal-, y no les faltan razones para fundamentar su pesimismo. »

«La progresiva secularización del mundo -añade el cardenal Tarancón- hace cada día más difícil la encarnación del cristianismo en las nuevas formas de vida. Y el cristi...

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El cardenal Tarancón comenzó esta semana una serie de cartas cristianas sobre la posibilidad de ser optimistas en la actualidad. Razones de un pesimismo es el título de la primera de ellas.«Grupos de cristianos están fomentando un clima de pesimismo dentro de la Iglesia y en sus relaciones con la sociedad -señala al comienzo del documento arzobispal-, y no les faltan razones para fundamentar su pesimismo. »

«La progresiva secularización del mundo -añade el cardenal Tarancón- hace cada día más difícil la encarnación del cristianismo en las nuevas formas de vida. Y el cristianismo es una religión encarnada, porque es la religión del Hijo de Dios hecho carne, que entró de lleno en la historia de la Humanidad.»

«La nueva cultura no acepta muchas de las formulaciones que hemos utilizado hasta ahora para expresar las verdades reveladas ni ciertas prácticas religiosas que hasta ahora se consideraban como indispensables para vivir auténticamente el cristianismo. Las recientes conquistas de la ciencia han desmitificado posturas y actitudes que aparecían como indispensables para vivir auténticamente el cristianismo.»

A juicio del cardenal Tarancón, existen diversas posturas «extrañas» que ponen en peligro la fidelidad a la palabra revelada y atentan contra la unidad del pueblo de Dios. Entre éstas señala «la fuerte presión del utilitarismo y el hedonismo en esta sociedad de consumo»; «el reconocimiento explícito de la soberanía del pueblo en el orden político, base de la democracia, y que puede producir un oscurecimiento y hasta un olvido positivo de la auténtica soberanía de Dios sobre todo lo creado»; «la sagacidad de algunas ideologías» y «el materialismo práctico» que entroniza la economía, oponiéndose al espiritualismo cristiano.

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