El golpe de Granada podría repetirse en otros países del Caribe

Una semana después del golpe de Estado que derrocó al Gobierno de Granada, pequeña isla situada al sur de las Antillas menores, los analistas políticos estudian con detenimiento las consecuencias que dicho cambio político podría tener en los minúsculos países que componen la Comunidad del Caribe. La mayoría de las nuevas naciones de esta zona, emancipadas de la Corona británica, poseen muy similares estructuras sociales, políticas y económicas y padecen casi idénticos problemas. De ahí que la «teoría del dominó» tenga mayores posibilidades de aplicación en esta zona del mundo.

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Una semana después del golpe de Estado que derrocó al Gobierno de Granada, pequeña isla situada al sur de las Antillas menores, los analistas políticos estudian con detenimiento las consecuencias que dicho cambio político podría tener en los minúsculos países que componen la Comunidad del Caribe. La mayoría de las nuevas naciones de esta zona, emancipadas de la Corona británica, poseen muy similares estructuras sociales, políticas y económicas y padecen casi idénticos problemas. De ahí que la «teoría del dominó» tenga mayores posibilidades de aplicación en esta zona del mundo.

Lo que se ha producido en Granada puede repetirse mañana en cualquiera de las islas vecinas y, sobre todo, en aquellas cuyo proceso de independencia es reciente. Los propósitos que animaron al nuevo primer ministro de Granada, Maurice Bishop, para tomar el poder en su país, son idénticos a los que albergan dirigentes de la oposición en Dominica o Santa Lucía, por poner dos ejemplos cercanos. Se trata, en suma, de movimientos que recogen el hastío popular por la casi indefinida permanencia al frente del poder de las mismas personas y de los mismos grupos.Cuando la Corona británica inició, a finales de la década de los cincuenta, un proceso de lenta descolonización en sus posesiones caribeñas, descubrió que la mejor fórmula para la defensa de sus intereses era entregar el Gobierno de las islas a determinadas personas o grupos alejados de cualquier sospecha de revolucionarismo. Estas personas, habitualmente pertenecientes a poderosas minorías étnicas o a grupos oligárquicos locales, se convirtieron en primeros ministros designados y más tarde, cuando llegó la independencia absoluta, en jefes efectivos de Gobierno.

Métodos similares

El derrocado Sir Eric Gairy, de Granada, llevaba más de veinticinco años controlando el poder en su país de forma ininterrumpida. John Compton, primer ministro de Santa Lucía, independiente desde el pasado 22 de febrero, actúa como amo y señor de la isla desde hace más de tres lustros. Patrick John, de Dominica, a pesar de su juventud, parece el gobernante eterno de su pequeño y pobre país. Todos utilizan métodos similares: controlan de unta forma u otra los resortes económicos de sus naciones, se apoyan en camarillas de favorecidos y alejan cualquier intento contestatario con la utilización de bandas parapoliciales, cuyo antecedente inmediato se encuentra en los tristemente célebres tontons-macoutes de Haití.En todos esos países existen, igualmente, grupos de jóvenes, formados en universidades británicas, norteamericanas o canadienses, deseosos de cambios y conscientes de los graves problemas que sufren sus respectivos pueblos. A ese tipo de grupos pertenece Maurice Bishop, un abogado de 35 años que estudió en Gran Bretaña y que se convenció de la imposibilidad -de conseguir nada positivo desde su escaño de diputado en la Asamblea de Granada.

¿Por qué se decidieron Bishop y sus correligionarios del movimiento New Jewell (Nueva Joya), a tomar el poder por la fuerza? La explicación dada por el propio Bishop es que Sir Eric Gairy había dado orden a los temidos mangoostes, elementos parapoliciales, de eliminar físicamente a los dirigentes de la oposición. «Simplemente, nos anticipamos a su golpe», aclaró Bishop.

El nuevo Gobierno de Granada, que controla sin ningún problema el país y que ha recibido apoyos tan singulares como el de la esposa del propio Gairy, ministra de Asuntos Sociales en el Gabinete de su marido, ha prometido cosas muy sencillas, como la convocatoria de elecciones libres en breve plazo. Algo que se desea en la mayoría de los países caribeños, aunque solamente sea por la legítima aspiración de ver caras nuevas.

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