Cincuenta millones de musulmanes viven en la URSS

«Ala bendiga a los camaradas Marx, Engels, Lenin y Stalin y les conceda fuerzas para dirigir gloriosamente nuestro ardiente amado Partido Comunista, causa para la cual nos reunimos todos los días en oración.» En la década de los años treinta, los izbekos mezclaban ingenuamente su espíritu religioso en los comunicados oficiales que enviaban a los miembros del Partido Comunista de la URSS. Alguno se atrevió a protestar ante el Soviet de la ciudad de Tashkent porque en la mezquita Zaid Anta Ur se habían instalado los estudios de producción de las películas Estrella Roja. A muchos le...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

«Ala bendiga a los camaradas Marx, Engels, Lenin y Stalin y les conceda fuerzas para dirigir gloriosamente nuestro ardiente amado Partido Comunista, causa para la cual nos reunimos todos los días en oración.» En la década de los años treinta, los izbekos mezclaban ingenuamente su espíritu religioso en los comunicados oficiales que enviaban a los miembros del Partido Comunista de la URSS. Alguno se atrevió a protestar ante el Soviet de la ciudad de Tashkent porque en la mezquita Zaid Anta Ur se habían instalado los estudios de producción de las películas Estrella Roja. A muchos les costó acostumbrarse a ver convertido el mihrah, nicho sagrado que mira hacia La Meca, en almacén de gasolina Y aceite para el tractor, al lado de cables y recambios para las máquinas.Pero los mahometanos que vivían en la Unión Soviética, como los camaleones, supieron adaptarse al nuevo régimen. En el límite con Irán, Turkmenia, junto con sus vecinas repúblicas de Tadzhikia, Kirguisia y Uzbekia forman las cuatro repúblicas del Asia Central, donde se mantiene con más fuerza la religión del Islam. Alrededor de cincuenta millones de musulmanes viven en la URSS, segunda religión, por el número de fieles, después de la iglesia ortodoxa rusa.

El Asia Central, que sufrió las distintas colonizaciones desde los persas del rey Ciro y los macedonios de Alejandro Magno, aceptaron de mejor grado a los árabes que les impusieron el Islam. A estos pueblos, acostumbrados al sistema tribal, el feudalismo, el esclavismo y la vida nómada, les costó mucho acostumbrarse al nuevo sistema de vida soviético, que no consiguió desarraigar de los kazajos, vigures, uzbekos, tadzkios o kirguisios su sentimiento religioso.

Si se reunieran los territorios que en la Unión Soviética profesan esta religión, se convertiría en el quinto país musulmán, después de Indonesia, Paquistán, India y Bangla Desh.

Desde la muerte de Lenin hasta la década de los años cincuenta, los mahometanos sufrieron tratos muy duros. Se acostumbraron entonces, ante la imposibilidad de frecuentar sus mezquitas, a orar en los propios domicilios. Posteriormente, los dirigentes soviéticos, ante la necesidad de buscar contactos con el mundo árabe, crearon delegaciones musulmanas y así se fueron recuperando las instituciones islámicas. Las nuevas facilidades tenían, a su vez, otro fin, utilizarlo como táctica para luchar contra la política china de Sinkiang, que en los años sesenta inició una intensa persecución contra los mahometanos.

Si bien, oficialmente, el Gobierno soviético somete a la religión mahometana a los mismos controles que somete a todas las comunidades religiosas existentes en la URSS -la enseñanza está prohibida en las escuelas y fuera de las mezquitas-, el departamento de Asuntos Religiosos soviético permite a las comunidades religiosas musulmanas enviar todos los años veinte peregrinos a La Meca. En Tashkent funciona un seminario para la formación de sacerdotes, que recibe ayuda económica de las autoridades soviéticas, y en Bujara existe una escuela del Corán, con 57 alumnos que, en ocasiones, cuando celebran los oficios religiosos, tienen que soportar las molestias de un potente altavoz situado en lugar próximo que emite discursos políticos.

Las agrupaciones musulmanas pertenecen, por lo general, a la tendencia sunnita y, en menor número, están los partidarios de la corriente chiita, que cuenta en la URSS con dos ayatollah. Existen cuatro direcciones musulmanas autónomas, la más importante, la del Asia central y Kazakia, en Tashkent; la de la parte europea y Siberia, en Ufa; la del Cáucaso del Norte, en Buiriasksk; la de Transcaucasia, en Baku.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Las fiestas musulmanas, sobre todo en el Uruza Bairam, las celebran los fieles con gran solemnidad. Durante las fiestas, en las mezquitas se reúnen miles de musulmanes. Celebran en sus centros religiosos todos los ritos: bautismo, circuncisión, matrimonio y entierros. Las inhumaciones las realizan enterrando a los muertos cubiertos con una sábana con las piernas en dirección a La Meca.

Si por el número de fieles ocupa el segundo lugar entre las religiones de la URSS, bien se puede decir que por su enraizamiento en el pueblo, es la primera. La religión musulmana estima como muy importante la familia numerosa. En el Asia central nace al año más de un millón y medio de niños, cuyos padres profesan y les transmiten la religión islámica, cifra que supone casi el doble de los nacimientos que se producen en Rusia. Las familias están compuestas por diez o más hijos, y solamente en Uzbekistan, con una población de trece millones de habitantes, 1.600.000 mujeres tienen el título de madre heroica, título que entregan los dirigentes soviéticos cuando se ha dado a luz a más de nueve hijos.

Los dirigentes soviéticos saben de la importancia de mantener contactos con los árabes, máxime ahora, en que el centro de gravedad de la política mundial está centrar, do en Oriente Medio, continúan con su política de acercamiento a través de los sentimientos religiosos.

Archivado En