Cartas al director

El triángulo de la Mancha

Era una recta manchega. Nacional 420 de Ciudad Real a Puerto Lápice. Cuatro de la tarde de un domingo nublado y tristón. Ibamos en un GS tranquilamente. De repente, en el kilómetro 242, ¡tarak!, ¡tarak! Un charco ocultaba un doble bache. Allí nos dejamos las dos ruedas del lado derecho. Cuando volví a recoger los tapacubos y ver la sima, había ocho tapacubos de GS nuevos en la cuneta, como diminutos ovnis. ¿Será la Mancha otro planeta?

...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Era una recta manchega. Nacional 420 de Ciudad Real a Puerto Lápice. Cuatro de la tarde de un domingo nublado y tristón. Ibamos en un GS tranquilamente. De repente, en el kilómetro 242, ¡tarak!, ¡tarak! Un charco ocultaba un doble bache. Allí nos dejamos las dos ruedas del lado derecho. Cuando volví a recoger los tapacubos y ver la sima, había ocho tapacubos de GS nuevos en la cuneta, como diminutos ovnis. ¿Será la Mancha otro planeta?

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En