Jomeini advierte contra el caos que amenaza la revolución iraní
En un sombrío discurso, el primero desde que su Gobierno tomó el poder, el ayatollah Ruhollah Jomeini amenazó ayer con «cortar las manos a los traidores» que retienen decenas de miles de armas y practican detenciones y hasta «ejecuciones sumarísimas» en Irán.Mientras el primer ministro, Meindi Bazargan, anunciaba ayer la formación de su Gabinete, en el que el líder del Frente Nacional (laico), Karim Sandjabi, asume la cartera de Asuntos Exteriores, milicianos armados detenían al ex premier nombrado por el sha, Shapur Bajtiar, y lo conducían al cuartel general de Jomeini, instalad...
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En un sombrío discurso, el primero desde que su Gobierno tomó el poder, el ayatollah Ruhollah Jomeini amenazó ayer con «cortar las manos a los traidores» que retienen decenas de miles de armas y practican detenciones y hasta «ejecuciones sumarísimas» en Irán.Mientras el primer ministro, Meindi Bazargan, anunciaba ayer la formación de su Gabinete, en el que el líder del Frente Nacional (laico), Karim Sandjabi, asume la cartera de Asuntos Exteriores, milicianos armados detenían al ex premier nombrado por el sha, Shapur Bajtiar, y lo conducían al cuartel general de Jomeini, instalado en una escuela. En medio de numerosas escenas de saqueos y desorden generalizado, varios grupos de civiles rechazaron por la mañana un ataque contra el edificio de la presidencia, en pleno centro de la capital.
El control de una revolución que corre el peligro de desbordarse constituye en este momento, aparentemente, la principal preocupación de Jomeini. Pese a los reiterados llamamientos hechos por el líder religioso y el premier Bazargan desde el lunes por la mañana, los guerrilleros que el sábado y el domingo pasado asaltaron los cuarteles siguen resistiéndose a entregar las armas.
En su primer discurso oficial ante las cámaras de la televisión, el ayatollah volvió a repetir que las armas «deben ser entregadas inmediatamente en las mezquitas. Irán -añadió- vive una hora delicada. El desorden debe terminar».
Se calcula que entre 70.000 y 80.000 fusiles, metralletas, pistolas e ¡incluso obuses se encuentran en manos de un pequeño ejército de jóvenes revolucionarios, entre los que se mueven numerosos activistas de organizaciones de extrema izquierda y ultraderecha, enfrentadas por motivos ideológicos y dispuestas a capitalizar la revolución.
En su discurso, Jomeini dijo que «las diferencias existentes ahora nos impiden conseguir la victoria final».
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