Tribuna:

Los realizadores

La actual dirección de TVE tiene pendiente de resolver uno de los problemas más graves y urgentes que inciden directamente en la calidad de los programas y en la administración del medio: el subempleo de los realizadores -al igual que en otros sectores profesionales- y su nula participación a la hora de planificar la programación y la rigurosa limitación de sus derechos en la realización de las obras. Hasta el punto de que, en muchos casos, los contenidos que se programan y, en buena parte, la calidad del producto dependen más de los directivos que de los realizadores.No existen datos sobre el...

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La actual dirección de TVE tiene pendiente de resolver uno de los problemas más graves y urgentes que inciden directamente en la calidad de los programas y en la administración del medio: el subempleo de los realizadores -al igual que en otros sectores profesionales- y su nula participación a la hora de planificar la programación y la rigurosa limitación de sus derechos en la realización de las obras. Hasta el punto de que, en muchos casos, los contenidos que se programan y, en buena parte, la calidad del producto dependen más de los directivos que de los realizadores.No existen datos sobre el personal fijo de TVE que, bien porque fueron cesados, bien porque la dirección no les da trabajo, se encuentran haciendo pasillos o jamás aparecen por Prado del Rey. Algunos llevan más de dos años cobrando sin trabajar y otros se han visto obligados a pedir la excedencia.

Después de: distintas asambleas, la comisión de realizadores (Josefina Molina, Ramón Pradera, Alfredo Castellón, José Luis Cuerda, Francisco Abad y Pilar Miró) dirigió una carta el 4 de octubre al director de TVE, Miguel Martín, en la que solicitaban una reunión urgente con seis altos cargos. Se pedía en el escrito el derecho al trabajo (mientras se sigue practicando la contratación millonaria a realiza dores colaboradores) y que se aplicasen los criterios de otras televisiones europeas con respecto al porcentaje de emisiones producidas por medios propios (el 85 % por programa tipo, es decir, musicales dramáticos, culturaies, etcétera criterios que parecen ser utópico en TVE). El escrito, después de referirse a la contratación de programas con productoras privadas, concluía: «mientras continúen la actuales circunstancias, nuestra propia existencia profesional estará cuestionada y la irresponsabilidad social que se desprendería de cobrar por no trabajar sería asfixiante si no nos constase que el paro puede ser achacable a cualquier causa menos a nuestra propia voluntad».

Los realizadores adjuntaron una tabla de sus propias obligaciones y derechos. Entre las primeras, especificar las necesidades para confeccionar el presupuesto, participar en el plan de trabajo, seleccionar los equipos técnicos y artísticos. Entre los derechos: «estar representados con voz y -sin voto en las áreas de programación, producción y medios, donde se decida qué programas se van a hacer, por qué y cómo». La dirección, por supuesto, no convocó la reunión solicitada ni se preocupó, hasta la fecha, de atender y resolver los problemas. Y así marchan la programación y el presupuesto.

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