Cartas al director

Cuestión de pantalones

Al enterarnos de la inauguración de una discoteca en Madrid y que según rezaba en su publicidad, era «diferente» a todas las hasta ahora existentes, nos decidimos a visitarla. Al pretender sacar la correspondiente entrada, y sin darnos tiempo para ello, se nos acercó un señor, el cual nos indicó que como uno de los jóvenes del grupo vestía una prenda vaquera, no podía entrar y que así lo anunciaba el cartel que había a las puertas del recinto. La sorpresa para nosotros fue mayúscula; por un lado, porque de por sí lo veíamos absurdo, y por otra parte, nos contrariaba, ya que habíamos cruzado Ma...

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Al enterarnos de la inauguración de una discoteca en Madrid y que según rezaba en su publicidad, era «diferente» a todas las hasta ahora existentes, nos decidimos a visitarla. Al pretender sacar la correspondiente entrada, y sin darnos tiempo para ello, se nos acercó un señor, el cual nos indicó que como uno de los jóvenes del grupo vestía una prenda vaquera, no podía entrar y que así lo anunciaba el cartel que había a las puertas del recinto. La sorpresa para nosotros fue mayúscula; por un lado, porque de por sí lo veíamos absurdo, y por otra parte, nos contrariaba, ya que habíamos cruzado Madrid, de punta a punta, con el solo propósito de tomar una copa allí. Cuando nos disponíamos a abandonar el lugar, ya que nuestros muchos ruegos no fructificaron, observamos perplejos, domo dos señores entraban como si tal cosa llevando «pantalones vaqueros», por lo que de nuevo nos dirigimos al simpático caballero que nos había dado la

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