Que vuelva Juan Cueto

Quisiera expresar, no puedo llegar más allá, la tristeza que me ha producido el autodespido (hay mucho que hablar, no obstante, de lo del «auto») del que fuera crítico de TV en su periódico, Juan Cueto. Naturalmente, la ceguera general de una población influida decisivamente por todos los medios de comunicación, entre los que se incluye EL PAÍS (véase cualquier EL PAÍS SEMANAL, aparte entrevista de Rosa Montero, ajedrez y Romeu), puede obligar al «auto» si se trata de una persona de mediana coherencia. Sus artículos sobre «QB VII» y «Yo, Claudio» (modelos de seriedad y de humor, respectivament...

Quisiera expresar, no puedo llegar más allá, la tristeza que me ha producido el autodespido (hay mucho que hablar, no obstante, de lo del «auto») del que fuera crítico de TV en su periódico, Juan Cueto. Naturalmente, la ceguera general de una población influida decisivamente por todos los medios de comunicación, entre los que se incluye EL PAÍS (véase cualquier EL PAÍS SEMANAL, aparte entrevista de Rosa Montero, ajedrez y Romeu), puede obligar al «auto» si se trata de una persona de mediana coherencia. Sus artículos sobre «QB VII» y «Yo, Claudio» (modelos de seriedad y de humor, respectivamente) «merecieron» unas respuestas tales, albergando tal cantidad de parcialidad interesada y de estupidez (también, respectivamente), que el «auto» estaba obligado. No comparto del todo su actitud (la de Juan Cueto), aunque la comprendo; incluso las personas más coherentes tienen su corazoncito y se cansan (de vez en cuando) de vender novelas para ciegos. Espero (por mi bien y el de muchos otros españoles) volver a ver la firma del señor Cueto (gracias Juan) en este u otro periódico; y quizá tratando temas diferentes, pues creo que «lo que hace» va más allá de la crítica diaria de TV (Dios nos coja confesados. Amén).