Terrorismo y reacción

«Otro crimen execrable de los GRAPO, cometido en esta ocasión en la persona del presidente de la Sala Sexta del Tribunal Supremo, no sólo ha conmovido a toda España, sino que ha puesto una vez más de manifiesto las intenciones. desestabilizadoras de organizaciones terroristas, especialmente virulentas en este año recién iniciado. Que nadie se llame a engaño. Tanto el general Ortín como el magistrado Cruz Cuenca pertenecen a dos instituciones -el Ejército y la Magistratura- que son centros neurálgicos de la naciente democracia y sin cuyo concurso ésta no se podría edificar.Pero los abyec...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

«Otro crimen execrable de los GRAPO, cometido en esta ocasión en la persona del presidente de la Sala Sexta del Tribunal Supremo, no sólo ha conmovido a toda España, sino que ha puesto una vez más de manifiesto las intenciones. desestabilizadoras de organizaciones terroristas, especialmente virulentas en este año recién iniciado. Que nadie se llame a engaño. Tanto el general Ortín como el magistrado Cruz Cuenca pertenecen a dos instituciones -el Ejército y la Magistratura- que son centros neurálgicos de la naciente democracia y sin cuyo concurso ésta no se podría edificar.Pero los abyectos crímenes de los GRAPO y de la ETA no terminan, para desgracia de los auténticos patriotas españoles, con el difunto y el dolor de sus deudos y amigos. La ultraderecha, por su parte, con nombres propios de todos conocidos, apura como -raposa famélica hasta los enterramientos y cuanto de aprovechable hay para sus fines autocráticos en estos atentados contra la democracia. El juego es tan sucio y la maniobra tan detestable, que se teme, hoy por hoy, más en España a los entierros que a los propios difuntos.

El desenmascaramiento de los que hacen el terror y también de los que se sirven de él, es más preciso hoy que nunca para impedir ambos por igual. Porque en esa mafiosa y maquiavélica partida de ajedrez, los terroristas y la ultraderecha quieren hundir el proyecto democrático que nos hemos propuesto 35 millones de españoles. Y es inadmisible que una minoría de esa calaña torpedee los honestos y firmes propósitos de todo un país.

Sobre los fines antidemocráticos y liberticidas de los GRAPO, ETA y la derecha ultramontana no debe quedar ninguna duda. La organización terrorista vasca no puede cubrirse ya con el engaño de su independentismo. Independientes, ¿de quién? ¿Qué mano internacional la asiste y mueve? ¿Y los GRAPO? ¿Dónde podemos encuadrar a esta organización? No podemos evitar nuestra perplejidad ante las acciones de este grupo. Hay muchas piezas que no encajan en el complicado puzzle. Por último, a la ultraderecha española hay que cantarle también las cuarenta por la responsabilidad histórica que le corresponde en la gestación y amamantamiento durante cuarenta largos años de esta criatura deforme y horrenda que es ETA.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

10 enero

Archivado En