Adiós a Cueto

No tengo más remedio que aplaudir la decisión tomada por J. Cueto de no aparecer como comentarista de televisión en su periódico (y quizá nunca más en ningún otro).Es una acción que me parece digna de su inteligente comportamiento, pero que, por otra parte, me aterra, ya que las razones de su dimisión o absentismo, como él quiera llamarlo, son, efectivamente, la mediocridad intelectual y humana, la falta de comprensión y buena voluntad de algunas personas, que, por otra parte, no son sus fieles lectores.

Pues si la televisión es uno de los más poderosos medios imaginados, también lo es ...

No tengo más remedio que aplaudir la decisión tomada por J. Cueto de no aparecer como comentarista de televisión en su periódico (y quizá nunca más en ningún otro).Es una acción que me parece digna de su inteligente comportamiento, pero que, por otra parte, me aterra, ya que las razones de su dimisión o absentismo, como él quiera llamarlo, son, efectivamente, la mediocridad intelectual y humana, la falta de comprensión y buena voluntad de algunas personas, que, por otra parte, no son sus fieles lectores.

Pues si la televisión es uno de los más poderosos medios imaginados, también lo es la prensa, y aquí sufrimos las consecuencias los que tenemos la idiota manía de leer el periódico.

A mí, las críticas de la televisión me importan un Medo, pues la TVE no es tema de mi preferencia (le dedico no más de veinte minutos diarios), pero como parte integrante de una colectividad me preocupa el deterioro que ocasiona a mis congéneres.

El Cueto quevedesco que yo admiraba no era por el tema de sus comentarios, sino por el contenido de los mismos y, claro está, por su forma.

Sin duda, J. Cueto debe decir adiós a las críticas sobre televisión, que no vale la pena escribir para ciegos. Pero quiero que sepa que aún quedamos algunos tuertos que estamos dispuestos a defender la verdad por encima de otros intereses