El Papa previene a los religiosos contra todo radicalismo sociopolítico

En una audiencia privada concedida a noventa superiores de congregaciones y órdenes religiosas, en representación de más de 300.000 religiosos de todo el mundo, el papa Juan Pablo II dirigió, el pasado viernes, un discurso que los observadores están considerando como un «freno a las innovaciones».Con la firmeza que caracteriza a este Papa, les dijo que los religiosos hoy deben preocuparse especialmente de la dimensión vertical, es decir, de la «contemplación y de la unión con Dios», y les puso en guardia contra «todo tipo de radicalismo sociopolítico».

Los superiores religios...

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En una audiencia privada concedida a noventa superiores de congregaciones y órdenes religiosas, en representación de más de 300.000 religiosos de todo el mundo, el papa Juan Pablo II dirigió, el pasado viernes, un discurso que los observadores están considerando como un «freno a las innovaciones».Con la firmeza que caracteriza a este Papa, les dijo que los religiosos hoy deben preocuparse especialmente de la dimensión vertical, es decir, de la «contemplación y de la unión con Dios», y les puso en guardia contra «todo tipo de radicalismo sociopolítico».

Los superiores religiosos fueron a la audiencia acompañados por el prefecto de la Congregación de Religiosos, el argentino Pironio, que fue uno de los papables en los dos últimos cónclaves, y por el padre Pedro Arrupe, superior de los jesuitas.

El papa Juan Pablo II recordó a los religiosos que deben ser testimonio del Evangelio y no contestación. Según el papa Wojtyla, la contestación mayor que estos hombres deben ofrecer al mundo de hoy es la «adoración a Dios». Sólo con esta adoración, con la dimensión de la vida interior, los religiosos podrán renovarse «sin tensiones traumáticas y peligrosas desbandadas».

La imagen que deben dar al mundo los religiosos y que será «la mejor provocación a los no creyentes» es la de hombres «pobres, despegados del mundo, puros, humildes, dulces y abandonados en la obediencia». A propósito de obediencia, el Papa recordó a los religiosos que deben leer el Evangelio «interpretado auténticamente», es decir, «en base a la enseñanza de la Iglesia y del magisterio de la Iglesia».

Para comprender bien este discurso del Papa a los religiosos que les dijo que las comunidades deben ser, sobre todo, «casas de oración» y que esta oración «tiene mayor valor y fruto que una intensa actividad, incluso que la actividad apostólica», es necesario recordar que después del concilio los religiosos fueron en muchas partes la verdadera vanguardia de renovación, abriendo caminos nuevos a una serie de experiencias para «encarnarse en la vida real de los hombres y participar en la lucha de los oprimidos».

Algunos institutos religiosos habrían empezado a poner en discusión, por ejemplo, el voto de castidad como característica de una verdadera vida de comunidad y de entrega a los demás y habían pedido mayor libertad para poder participar más directamente en los movimientos de liberación, sobre todo en América Latina.

El hecho de que en este discurso el Papa repetidamente haya recordado a los religiosos que su característica debe ser la «adoración y la unión con Dios», que la «pobreza, castidad y obediencia» son la verdadera bandera de la vida religiosa y que deben estar atentos a no dejarse arrastrar por opciones apostólicas que manifiesta una cierta radicalidad sociopolítica ha hecho pensar a ciertos observadores que por lo que se refiere a la vida interna de la Iglesia el papa Wojtyla intenta acentuar la dimensión tradicional de «consagración a Dios», dejando el resto a los seglares.

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