Cartas al director

El funeral de Mateu

Como hijo de un ex magistrado del Tribunal de Orden Público escribo estas líneas para mostrar mi enérgica repulsa ante el reciente asesinato del señor magistrado don José Francisco Mateu y para repudiar también lo desagradable del ambiente del funeral por su eterno descanso.Un grupo de personas, entre las que me encuentro, conocíamos al magistrado asesinado y fuimos al funeral con el ánimo de rezar por el eterno descanso de su alma, pues pensamos que éste era el momento de orar y no de hacer política. Pero lo que allí nos encontramos fue un espectáculo desagradable, que sólo podía herir la int...

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Como hijo de un ex magistrado del Tribunal de Orden Público escribo estas líneas para mostrar mi enérgica repulsa ante el reciente asesinato del señor magistrado don José Francisco Mateu y para repudiar también lo desagradable del ambiente del funeral por su eterno descanso.Un grupo de personas, entre las que me encuentro, conocíamos al magistrado asesinado y fuimos al funeral con el ánimo de rezar por el eterno descanso de su alma, pues pensamos que éste era el momento de orar y no de hacer política. Pero lo que allí nos encontramos fue un espectáculo desagradable, que sólo podía herir la intimidad de los familiares de la víctima. Sólo había odio, gritos, escándalo, donde tenía que haber respeto, oración, silencio.

Yo me pregunto si muchas personas que allí estábamos habíamos ido a una ceremonia religiosa o a una concentración política.

Les digo: vuestros gritos no los van a oír los asesinos del ilustrísimo magistrado, pues hace tiempo que son sordos, tampoco vuestro odio y vuestra rabia contenida van a acabar con estos crímenes: no era el momento, era el momento de rezar.

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Basta de asesinatos. No lo ha asesinado la democracia, lo hemos hecho todos, todos un poco; unos por ignorar la violencia y, con nuestro silencio verla como algo natural, y otros porque no hemos perdonado lo que debimos olvidar hace años.

No es el momento de gritos, medallas, homenajes póstumos, es el momento de pedir responsabilidades, a quien sea, incluso a nosotros mismos o al Gobierno.

Los asesinos seguirán matando, pero es el momento de la unión, no de la división, que traerá más crímenes y asesinatos. No quieren la democracia, quieren una dictadura que les justifique.

Para acabar, como demócrata, quiero decir bien alto que ésta no es la democracia que yo quiero. La democracia es libertad, responsabilídad, respeto a la vida humana, y ellos, que se autodenominan demócratas, atacan uno de sus principios fundamentales: el respeto a la vida humana.

Por último, yo les pregunto: ¿Qué pretendéis? ¿Qué queréis hacer de España? ¿Hasta cuándo seguiréis matando?

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