La voz de la libertad

«Hace un año moría destrozado el conserje de El Papus. Fue la primera víctima irreparable de un intenso proceso de atentados y amenazas personales o colectivas que tiene ya muy larga historia. En efecto, no hace menos de treinta años que el terror, movido por unos o por otros, ha pretendido atemorizar a todo un cuerpo profesional, precisamente aquel que casi con seguridad ha sido el más denostado, según los tiempos, por la simple razón de haberse resistido a dimitir de sus responsabilidades.Cuando las oleadas terroristas azotan nuestras posibilidades de convivencia, cuando tan aterrador...

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«Hace un año moría destrozado el conserje de El Papus. Fue la primera víctima irreparable de un intenso proceso de atentados y amenazas personales o colectivas que tiene ya muy larga historia. En efecto, no hace menos de treinta años que el terror, movido por unos o por otros, ha pretendido atemorizar a todo un cuerpo profesional, precisamente aquel que casi con seguridad ha sido el más denostado, según los tiempos, por la simple razón de haberse resistido a dimitir de sus responsabilidades.Cuando las oleadas terroristas azotan nuestras posibilidades de convivencia, cuando tan aterradora es ya la lista de españoles bestialmente sacrificados, no sería explicable que los periodistas fuéramos excepción, porque si las fuerzas del orden constituyen la única garantía de un futuro pacífico -y por eso se quiere quebrar su unidad- el periodismo es, a su vez, la voz de la libertad, y por eso se quiere que enmudezca.»

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31 octubre

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