"La salud del pueblo español es muy deficiente"

EL PAIS. ¿Cómo juzga el estado de salud del pueblo español?Vicente Navarro. Es muy deficiente, teniendo en cuenta el grado de bienestar social que el pueblo español podría haber obtenido con los recursos que el país posee. La mortalidad (tasas y causas de muerte) y morbilidad (tasas y causas de enfermedad) reflejan el desarrollo capitalista desenfrenado que se ha producido en España en las últimas décadas. España es la décima o undécima potencia industrial del mundo. Pero ello ha sido a costa de una explotación enorme de la masa laboral, a costa de su sacrificio. Durante e...

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EL PAIS. ¿Cómo juzga el estado de salud del pueblo español?Vicente Navarro. Es muy deficiente, teniendo en cuenta el grado de bienestar social que el pueblo español podría haber obtenido con los recursos que el país posee. La mortalidad (tasas y causas de muerte) y morbilidad (tasas y causas de enfermedad) reflejan el desarrollo capitalista desenfrenado que se ha producido en España en las últimas décadas. España es la décima o undécima potencia industrial del mundo. Pero ello ha sido a costa de una explotación enorme de la masa laboral, a costa de su sacrificio. Durante el franquismo, y todavía hoy, España ha sido y continúa siendo uno de los países capitalistas industrializados con mayor número de accidentes laborales. Y con un mayor porcentaje de ellos que cuesta la muerte del trabajador, porque es uno de los, países que da menor protección al trabajador. Y ello se traduce en las cifras de mortalidad y morbilidad laboral sumamente elevadas a que aludía anteriormente, todo ello sin tener en cuenta que hay un subregistro muy marcado de los accidentes laborales.

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P. En sus escritos, usted hace gran hincapié en la enorme importancia que el tipo de producción de un país tiene para la salud de sus habitantes. ¿Cómo se refleja ello en España?

R. Hay dos facetas de esa relación producción-salud de los que no se habla y que tienen mucho que ver con el nivel deficiente de salud del pueblo español. Una de ellas está relacionada con la situación de economía dependiente, que caracteriza a la economía española. Me refiero al hecho de que muchas corporaciones multinacionales pertenecientes a los países capitalistas más avanzados, como EEUU, al prohibírseles la producción o venta de ciertos materiales por ser nocivos y/o dañinos para los trabajadores que los producen o la población que los consume, han trasladado su producción a otros países -como España- que carecen de esas -leyes de protección al trabajador y/o consumidor. En este aspecto España fue y continúa siéndo el país donde la protección. del capital ha significado de una manera más clara la falta de protección del que trabaja, ya sea como productor o como consumidor. Uno de los casos más recientes es el de la industria del amianto.

Este es un producto que se utilizaba muchísimo en EEUU, hasta que, debido a su gran nocividad, se prohibió su producción. Ello determinó que muchos sectores de aquella industria- se desplazaran a España, donde la producción y consumo del amianto es muy abundante.

P. Usted trabaja como asesor de las autoridades sanitarias de muchos países, tanto del área capitalista como socialista. Conoce muy bien la realidad española. ¿Cómo ve usted, en este momento, la sanidad española?

R. Pésima y escandalosa. Pero permítame contestar algunas de las razones que se han dado al intentar explicar la pésima situación de la sanidad española. Una es la de la supuesta escasez de recursos que se dedican al sector sanidad, incluyendo servicios médicos y hospitalarios. Este argumento es totalmente inválido. Lo que importa no es tanto la cantidad de recursos que van a un sector, como el control, uso y distribución de esos recursos. Por ejemplo, Gran Bretaña consume el 5,2 % de su PNB en el sector sanidad y da cobertura total a la población, con el 93% de la población satisfecha con el servicio recibido. Estados Unidos, por el contrario, consume el 8,2% de su PNB en el sector sanidad, y el 20% de la población no tiene ningún tipo de cobertura, con un 68% de la población deseando un cambio en el sistema sanitario. Gran Bretaña, con menos recursos, está proveyendo unos servicios más completos y mejor acogidos por la población que no EEUU, que gasta muchos más recursos. La gran diferencia es que en uno, el británico, es un servicio de salud, nacionalizado, mientras que en el otro, en el americano, hay un sistema de medicina liberal dirigido por una economía médica privada y de mercado. Hay que insistir en que el problema está en quien controla los recursos y no en la escasez de recursos.

En España esto está clarísimo. Por ejemplo, en Barcelona hay seis scaners. El scaner es un aparato de radiografía carísimo -cada uno cuesta millones de dólares- que sirve para hacer un tipo muy sofísticado de radiografías necesarias sólo en situaciones muy poco frecuentes. Se ha calculado que se requiere una población de dos millones de personas para justificar un aparato de estos. En Barcelona hay seis, lo que determina una subutilización muy marcada de la mayoría de ellos. Este verano calculé que, con el coste de estos instrumentos, se habrían podido corregir las deficiencias proteicasl de toda la población infantil de Barcelona a lo largo de un año. Como ve, la problemática no está en que no hay recursos, sino en cómo estos recursos están distribuidos, lo que es resultado de quién controla estos recursos.

Atención médica escandalosa

Lo mismo puede decirse a nivel estatal. Por ejemplo, la Seguridad Social cubre la mayoría de la población española. Pero lo que ocurre con la atención médica es escandaloso. Por ejemplo, un médico ve de ochenta a cien pacientes en una hora, cuando es norma reconocida por la OMS que, el mínimo de tiempo que un médico necesitaría para atender a un paciente seria de veinte minutos a una medía hora, que es el tiempo que en España toman las visitas médicas en el sector de práctica privada. ¿A qué se debe esta desigualdad tan marcada? No a la carencia de recursos. España tiene una cifra muy elevada de médicos. El problema está en su distribución, y en la priorización que se da al sector privado que atiende a las clases altas y medias, pero no a las masaslaborales. Se puede demostrar fácilmente que con los recursos que España hoy dedica a la sanidad, se podría ofrecer una atención mucho más completa y mejor a la que hoy recibe la población española. Gran Bretaña, que consume en el sector médico un porcentaje de su PNB sólo ligeramente mayor al español, ofrece una cobertura sanitaria mayor y mucho mejor que la española. Pero para ofrecer una sanidad mejor sería necesario que hubiese un cambio muy marcado del sistema de control de la medicina española con un cambio radical del tipo de prioridades dentro del sector médico. Habría una lucha muy marcada contra grandes sectores de la burguesía española y contra los intereses creados dentro de la medicina, como la industria farmacéutica, la industria de abastecimiento y equipamientos médicos, grandes sectores de la profesión médica, etcétera.P. Algunos sindicatos han criticado a los organismos de gestión de la Seguridad Social de grandes despilfarros e incluso de corrupción. ¿Qué opina de estas críticas?

R. Bueno, este tipo de enfoque sobre la gestión de la Seguridad Social me parece interesante, pero sumamente insuficiente por dos razones. La primera, es que lo que sería sumamente extraño es que no hubiera corrupción en un sistema y burocracia que no ha sido sujeto a ningún control público y democrático durante cuarenta años.

De ahí que al enfocar la crítica en la gestión del sistema, parece decirse que el problema es administrativo, que requiere una mejor gestión. Pero la problemática es mucho más profunda y es esencialmente política. Esté determinada por la ausencia de control público. De ahí que la solución no sea una mejor gestión, sino una descentralización y democratización, en la que los usuarios y sus asociaciones y representantes sean los que controlen los servicios sanitarios y de atención social.

El otro punto que merece citarse es que al ponerse el énfasis en algunos aspectos de corrupción se olvida que las bases mismas en que el sistema se asienta son en sí corruptas. ¿Qué tipo de moralidad puede atribuírsele a un sistema que no permite una conversación de diez minutos entre un paciente y su médico porque el médico no tiene tiempo? ¿Qué tipo de moralidad puede atribuírsele a un sistema que actúa como agencia de distribución y enriquecimiento para las industrias médicas y farmacéuticas, sin ningún tipo de control por parte de la masa laboral que lo paga y sostiene económicamente? Sobre este punto, permítame que le diga que son internacionalmente conocidas las relaciones sumamente estrechas que existen en España entre la Seguridad Social y la industria farmacéutica y la industria de equipos médicos y hospitalarios. Esa relación estrecha explica que mientras Gran Bretaña consume el 9% de los gastos sanitarios en farmacia e instrumental médico, España consume el 33%. En realidad parece como si la única función del médico en los ambulatoríos fuera la de recetar, sin ni siquiera ver al paciente. Como usted puede ver estamos ya hablando de la inmoralidad de las estructuras, más que de las personas.

P. ¿Cuáles serían las características del sistema sanitario que usted aconsejaría para España?

R. Un servicio de salud único para todos los españoles, en el que estuviesen integradas la atención médica con la atención social, la atención ambiental con la atención personal, la medicina laboral con la medicina clínica, la medicina preventiva con la medicina curativa, la medicina hospitalaria con la medicina comunitaria. Ello requeriría,la nacionalización de todas estas dimensiones de la tarea de salud pública. Ahora bien, esta nacionalizacíón sería un paso necesario, pero no suficiente. Tendría que ir acompañada de una democratización profunda del servicio de salud, en el que los trabajadores, los usuarios y las comunidades controlarán las instituciones del servicio.

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