Cartas al director

Aún el clericalismo

Me ha decepcionado bastante el artículo de EL PAÍS sobre el cincuenta aniversario de la fundación del Opus Dei (3-X). Como socio de esta asociación y lector diario del periódico que dirige quisiera mostrar mi extrañeza por esta repentina falta de objetividad informativa.El artículo anónimo incurre en un hoy incomprensible clericalismo, al caer en el repetido error de mezclar y confundir lo espiritual con lo temporal. El autor parece no tener otro «canuto» que esta perspectiva para enjuiciar un fenómeno que parece rebasarle. A esta limitación mental se añade un insuficiente conocimiento del tem...

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Me ha decepcionado bastante el artículo de EL PAÍS sobre el cincuenta aniversario de la fundación del Opus Dei (3-X). Como socio de esta asociación y lector diario del periódico que dirige quisiera mostrar mi extrañeza por esta repentina falta de objetividad informativa.El artículo anónimo incurre en un hoy incomprensible clericalismo, al caer en el repetido error de mezclar y confundir lo espiritual con lo temporal. El autor parece no tener otro «canuto» que esta perspectiva para enjuiciar un fenómeno que parece rebasarle. A esta limitación mental se añade un insuficiente conocimiento del tema tratado, ya que circunscribe la actividad de una asociación presente. en ochenta países a través de 70.000 socios, a la más cercana a nosotros: la española. Para colmo de este periodismo indocumentado, se demuestra un desconocimiento radical de la naturaleza del Opus Dei al circunscribir su campo de acción al formado únicamente por las clases sobresalientes de la sociedad. Sería inútil y largo citar las actividades promovidas por esta asociación, pero puede darse una vuelta por Vallecas y comprobar la rápida frivolidad con que ha sido escrito el artículo. Es aberrante manipular un mensaje que consiste en explicar a todo el mundo que puede ser santo en su trabajo ordinario, mezclándolo con intereses económicos propios de comadreos ansiosos de noticias. Podría pensarse que el pluralismo político ahora estrenado iba a «acabar con estas elucubraciones, al ser los partidos los cauces de acceso al poder. Pero no, el articulista se ha quedado en 1975 y conserva sus esquemas de grupos de presión que aunque no existan se crean. De aquella confusión clerical nace ahora la imposibilidad mental de comprender cómo un socio del Opus Dei puede ser diputado, gracias a su libertad personal y sin formar ningún grupo de presión. Lo demás, las consignas y las actuaciones conjuntas, pueden quedar para los que no comprendan o no admitan la libertad ajena.

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