La mitad de los españoles aprueban la legislación del divorcio

Más del 48% de los españoles son partidarios decididos del divorcio, según una encuesta que realizó el Centro de Investigaciones Sociológicas en colaboracióncon la Dirección General de Desarrollo Comunitario sobre una muestra representativa de 1.194 personas, cuyos resultados se hicieron públicos recientemente. Otras fuentes afirman que es mayor el número de españoles a favor del divorcio, alrededor de un 58%. Tanto las cifras oficiales como las oficiosas demuestran que existe un estado de opinión mayorítariamente favorable al divorcio y la necesidad de que se inicie cuanto antes su legalizaci...

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Más del 48% de los españoles son partidarios decididos del divorcio, según una encuesta que realizó el Centro de Investigaciones Sociológicas en colaboracióncon la Dirección General de Desarrollo Comunitario sobre una muestra representativa de 1.194 personas, cuyos resultados se hicieron públicos recientemente. Otras fuentes afirman que es mayor el número de españoles a favor del divorcio, alrededor de un 58%. Tanto las cifras oficiales como las oficiosas demuestran que existe un estado de opinión mayorítariamente favorable al divorcio y la necesidad de que se inicie cuanto antes su legalización ahora que ya ha concluido el proceso constitucional.Para el medio millón de matrimonios separados que existe en España, para otros tantos que sin consumar la ruptura han llegado a una situación límite intolerable, la legalización del divorcio ya no es cuestión de opinión sino de importancia vital; la única posibilidad de rehacer sus vidas. Para los cónyuges que han sido declarados culpables por los tribunales eclesiásticos, muchas veces de forma injusta y arbitraria, el divorcio ofrece una esperanza de rehabilitación.

Una ley de divorcio sí, pero ya, porque, a estas alturas de la democracia, resulta increíble e indignante que los desprestigiados tribunales de la Iglesia actúen todavía y con los mismos criterios restrictivos y arcaicos que han mantenido siempre.

«Después de un proceso que ha durado siete años, el tribunal acaba de decidir que "no ha lugar", y me obliga a reemprender con mi marirido una convivencia imposible porque en estos años nuestras relaciones han llegado a una tremenda tensión, ya que él se ha negado a cumplir con su parte incluso en lo que se refiere a los alimentos de los niños.»

Se podría contar muchas historias como esta que nos relata una miembro de la Asociación de Mujeres Separadas. Algunas son todavía más dramáticas como la de una muchacha que hace poco fue declarada enferma mental por el tribunal, a la que se ha privado de la compañía de sus hijos.

«Los casos de sevicias o malos tratos a la mujer por parte del marido, más o menos alcohólico o simplemente brutal, están muy extendidos», asegura la secretaria de la asociación. «Muchas veces se dan motivos más que suficientes para la separación, pero por la ignorancia o falta de medios económicos se mantiene una convivencia que puede llegar a convertirse en un verdadero-infierno.»

Desaparición del amor, causa suficiente

Una ley de divorcio, sí, pero, ¿qué ley ... ? Entre el piccolo divorcio a la italiana y otras legislaciones ampliamente divorcistas hay mucha diferencia, sobre todo en lo que respecta a los argumentos admitidos como causa de divorcio.

En la encuesta oficial a la que nos hemos referido al principio, los motivos que justificarían el divorcio, en opinión de los consultados, son varios, desde el simple acuerdo entre los esposos de divorciarse al adulterio de uno de los cónyuges, malos tratos, alcoholismo u homosexualidad. La desaparición del amor y armonía conyugal es el que encabeza la lista y, en cierta manera, engloba todos los demás.

Sobre una serie de motivos posibles, las opiniones de los entrevistados se dividen prácticamente por la mitad. La separación de hecho durante cinco años, la no consumación del matrimonio en seis meses, la impotencia del marido o la frigidez de la mujer, la locura incurable o la esterilidad de uno de ellos sería causa justificada de divorcio para el 50% de los consultados y no lo sería para el otro 50%.

Católicos por el divorcio

En la encuesta parece que se ha tendido a minimizar las actitudes divorcistas, lo que es lógico teniendo en cuenta quienes son sus promotores, pero se ofrece infórmáción pormenorizada, que con un valor aproximativo resulta bastante, reveladora, sobre cómo varían las posturas ante el divorcio según una serie de variables como el tamaño de las ciudades, ideología política, creencias religiosas y nivel de renta.

En primer lugar, se confirma una constante sociológica: los ciudadanos de las grandes metrópolis son los mas propicios al divorcio. Barcelona da el más alto porcentaje divorcista seguida de Madrid y de las provincias del País Vasco. Canarias, Andalucía y Levante dan los porcentajes más bajos.

Curiosamente, entre los encuestados que se definen de izquierda sólo un 55% se manifiesta a favor del divorcio. Incluso los de extrema izquierda muestran sus reservasun 15% dice no al divorcio. No se especifica si sus motivos son distintos o idénticos a los encuestados de extrema derecha, que en un 60% también dicen no.

El factor religioso influye, pero menos de lo que cabría esperar, lo que demuestra que gra ndes sectores disiden en este aspecto de la postura oficial de la Iglesia. Así, sólo el 10% de los creyentes se opone al divorcio y los católicos practicantes se dividen al 50%, una mitad a favor, y otra mitad en contra, aunque la gran mayoría de los consultados se encuentran indecisos. Los no creyentes son más taxativos: el 95 % está a favor del divorcio y el 5 % en contra.

El factor económico

En cuanto al nivel de renta se da un claro paralelismo: a medida que se asciende en la escala de ingresos aumenta el número de personas que se declaran partidarias del divorcio. Entre las múltiples interpretaciones que pueden darse a este fenómeno está el hecho de que en este país la legalización de las separaciones matrimoniales ha sido un lujo para ricos. Es lógico, pues, que las clases modestas tengan cierta prevención a una ley de divorcio que -puede pensar- no les vaya a servir de nada por estar fuera de su alcance.

Que la mujer sea en general menos favorable al divorcio que el hombre -el 42% de los hombres están a favor frente a un 32% de las mujeres- tiene también una explicación económica. Muchas mujeres dependen en este terreno de sus maridos y es natural que teman las consecuencias que pueda tener una ley de divorcio.

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