No habrá investigación sobre las causas de la muerte del Papa

Mientras el obispo de Cuernavaea (México), Sergio Orozco, pide que sea practicada la autopsia, el movimiento integrista Civiltá Cristiana -que estos días ha llenado con sus llamativos carteles las cercanías de la plaza de San Pedro- ha pedido a través de sus representantes legales que se abra una investigación judicial. El documento ha sido entregado al promotor de justicia del tribunal vaticano y al cardenal Confalionieri, decano del colegio cardenalicio. Civiltá Cristiana, que se encontraba muy próximo hasta hace poco al ultramontano monseñor Lefebvre, había mostrado su contento con l...

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Mientras el obispo de Cuernavaea (México), Sergio Orozco, pide que sea practicada la autopsia, el movimiento integrista Civiltá Cristiana -que estos días ha llenado con sus llamativos carteles las cercanías de la plaza de San Pedro- ha pedido a través de sus representantes legales que se abra una investigación judicial. El documento ha sido entregado al promotor de justicia del tribunal vaticano y al cardenal Confalionieri, decano del colegio cardenalicio. Civiltá Cristiana, que se encontraba muy próximo hasta hace poco al ultramontano monseñor Lefebvre, había mostrado su contento con la línea pastoral seguida por Juan Pablo I durante su corto pontificado.Sin embargo, el colegio cardenalicio no considerará siquiera la. posibilidad de efectuar una investigación sobre las causas que determinaron el fallecimiento de Juan Pablo I.

Para salir al paso de estos comentarios y sugerencias, el cardenal Silvio Oggi afirmó ayer que « el sacro colegio no tomará siquiera en consideración la realización de una investigación y no aceptará el más mínimo control por parte de ninguno». El purpurado añadió que «el tema no será discutido, pues tenemos la absoluta certeza de que la muerte de Juan Pablo I se debió al hecho de que su corazón cesó de latir por causas absolutamente naturales».

Mientras tanto, los eruditos han encontrado ya un precedente: en 1830 el papa Pío VIII, después de morir, a los 69 años de edad, fue sometido a autopsia. Por otra parte y simplemente velando por la buena conservación de los cadáveres, desde principios del siglo XVI y hasta Pío X, los restos de los papas eran desprovistos de sus vísceras, que aún hoy se conservan en unas urnas que están depositadas en una discreta iglesia.

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