El hurto en grandes almacenes, una costumbre que crece cada año

Una encuesta entré, los departamentos de seguridad de grandes almacenes para conocer la situación actual de hurtos en Madrid arroja como resultados sustanciales, de una parte, el hecho de que cada año aumenta el volumen de robos y, de otra, la constante de que, según los responsables de seguridad de estos centros, es superior al número de mujeres que roban cosas al de hombres. En los medios de seguridad de estos centros se achaca el incremento de hurtos al aumento del paro y la pérdida de poder adquisitivo de los ciudadanos.

Se calcula que en 1976 los rateros robaron en los grandes alma...

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Una encuesta entré, los departamentos de seguridad de grandes almacenes para conocer la situación actual de hurtos en Madrid arroja como resultados sustanciales, de una parte, el hecho de que cada año aumenta el volumen de robos y, de otra, la constante de que, según los responsables de seguridad de estos centros, es superior al número de mujeres que roban cosas al de hombres. En los medios de seguridad de estos centros se achaca el incremento de hurtos al aumento del paro y la pérdida de poder adquisitivo de los ciudadanos.

Se calcula que en 1976 los rateros robaron en los grandes almacenes de Estados Unidos productos por un valor de dos billones de dólares. La cifra es relativa al mundo astronómico de Norteamérica, pero puede servir como referencia sobre la dimensión que pueden alcanzar delitos considerados habitualmente de pequeña importancia, y, además, tiene un carácter premonitorio, puesto que el número de robos en grandes almacenes es cada vez mayor en España. La identidad de los ladrones de grandes almacenes es muy variada; pertenecen a todos los estratos sociales sin excepción. Sin embargo, la inclinación a hurtar objetos a la venta parece estar predominantemente ligada al sexo femenino.Según eí señor Robert García, gerente de Almacenes Sears, de nacionalidad estadounidense, los gustos de los rateros norteamericanos son muy parecidos a los de los rateros españoles. Asimismo, confirma que los rateros son también en España preferiblemente femeninos yJovenes.

Resulta muy difícil hacer una evaluación global sobre la cuantía de los pequeños hurtos cometidos en los grandes almacenes instalados en España. Para el jefe del departamento de seguridad de Galerías Preciados «las pérdidas por este concepto son difícilmente calculables ya que en la partida corrrespondiente de inventario están incluidos otros conceptos, y además solemos recuperar mucho de lo sustraído».

La equivalencia de gustos entre los rateros de grandes almacenes de todo el mundo se localiza en unas pocas categorías de objetos; en Galerías Preciados se sustraen sobre todo «discos, bisutería, prendas íntimas femeninas, pequeñas prendas de caballero, cintas-cassette, y, excepcionaimente, relojes».

La represión de las sustracciones en grandes almacenes empieza en la organización de unos sistemas de seguridad en los que no se puede prescindir de la contratación de personal especializado, a pesar de los avances en las técnicas de vigilaticia. Galerías Preciados cuenta con un equipo de vigilantes ju rados, con personal femenino, cuyo trabajo es reforzado por los restantes componentes de la plantilla de trabajadores del centro comercial. Este equipo ha visto considerablemente incrementado su trabajo en los últimos tiempos: en el índice de evolución del número de delitos se observa una reafirmación de los índices anteriores; es decir, siguen sustrayéndose las mismas clases de objetos, aunque en mayor cuantía; sigue habiendo un porcentaje mayor de mujeres que de hombres entre los delincuentes, y éstas siguen siendojóvenes en una amplia medida. El jefe del departamento de seguridad de Galerías Preciados atribuye este incremento «al propio incremento del paro, vinculado a su vez a la situación económica general del país, y a un simple deseo de poseer cosas a las que no se tiene acceso por medios normales».

En lo que respecta a las medidas que los equipos de seguridad aplican a los infractores, hay unos ciertos márgeríes de tolerancia. En concreto «se tiene en cuenta la habitualidad con que el infractor haya cometido el delito. Si no estamos ante delincuentes habituales, sopesamos diversas circunstancias: si son menores de edad se localiza a sus padres, a quienes se invita a abonar los artículos sustraídos. En caso de que se nieguen a hacerlo, estos objetos son devueltos a la sección correspondiente del almacén. Si estamos ante delincuentes mayores de edad, les invitamos también a que abonen lo sustraído y, en caso de que no accedan, devolvemos los artículos a la sección correspondiente, como en la primera situación. Pero si el delincuente fuera habitual y se niega a abonar lo sustraído, le entregamos a la policía y formulamos una denuncia».

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En términos generales, el ratero que es sorprendido in fraganti por los sistemas de seguridad y conducido a las salas en que son cacheados e instados a pagar lo robado, suelen dejar el oficio durante una temporada o eligen otros grandes almacenes. Sin embargo, la represión de los robos no ha hecho descender sustancialmente el volumen de dinero perdido cada año, que, en Madrid, es difícilmente evaluable, entre otras cosas, por el hermetismo de las empresas a hablar de estos temas.

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