Matesa, otra vez

«Don Juan Vilá Reyes excusa sus culpas sugiriendo, afirmando -no probando- que fueron altas personalidades de la Administración los verdaderos responsables del más audaz y cuantioso delito monetario cometido en este país. Con su aire beatífico y cortés ofreció una comida a medio centenar de periodistas para no revelar nada verdaderamente sustantivo. El señor Vilá Reyes ha visto rechazado recientemente su alambicado y desenvuelto plan para saldar sus deudas con el Estado. Porque, al parecer, el ingenioso expediente consistía en repatriar un crédito que otorgó a una empresa extranjera sin precis...

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«Don Juan Vilá Reyes excusa sus culpas sugiriendo, afirmando -no probando- que fueron altas personalidades de la Administración los verdaderos responsables del más audaz y cuantioso delito monetario cometido en este país. Con su aire beatífico y cortés ofreció una comida a medio centenar de periodistas para no revelar nada verdaderamente sustantivo. El señor Vilá Reyes ha visto rechazado recientemente su alambicado y desenvuelto plan para saldar sus deudas con el Estado. Porque, al parecer, el ingenioso expediente consistía en repatriar un crédito que otorgó a una empresa extranjera sin precisar cómo pudo situar allí ese dinero.Nos tememos mucho que el señor Vilá Reyes quiera hacernos objeto de su afán de notoriedad y reivindicación tan improbable. Han pasado once años desde que fuera condenado por primera vez en el Tribunal Especial de Delitos Monetarios por evasión de capitales. Más de una década amenazando "tirar de la manta" sin que haya dado un solo nombre, incoado ninguna acción, concretado ninguna denuncia.

Si tiene algo que decir el señor Vilá Reyes que lo manifieste documentalmente ante los Tribunales competentes. Si habla elusivamente, no podemos concederle crédito alguno contra la evidencia sancionada repetidas veces en sentencias judiciales. Además de ser convicto de delitos sociales y económicos, le está hurtando a su país el cumplimiento del deber cívico de denunciar lo que podría ser una gigantesca corrupción. Si tiene algo que decir, ahora, en el nuevo clima democrático, puede y debe.

Salvo que quizá se estime a sí mismo el único ciudadano honorable perseguido por la oligarquía, la justicia, los políticos, la Administración y todas las altas instancias del Estado.»

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24 agosto

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