Guerra abierta entre comunistas y socialistas italianos

El consejo nacional de la Democracia Cristiana clausuró ayer su reunión con un claro apoyo a la gestión de su secretario general, Benigno Zaccagnini, cuya política de confrontación y diálogo» con todas las fuerzas políticas, sin excluir a los comunistas, obtuvo sólo un voto en contra ¡cuatro abstenciones. El nuevo presidente de la DC, Flaminio Piccoli, declaró que «nunca la Democracia Cristiana estuvo más unida en su orientación política».La línea de simpatía hacia la tendencia «autonomista» del Partido Socialista, presentada por Zaccagnini, fue compartida por la mayoría, la cual declaró al mi...

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El consejo nacional de la Democracia Cristiana clausuró ayer su reunión con un claro apoyo a la gestión de su secretario general, Benigno Zaccagnini, cuya política de confrontación y diálogo» con todas las fuerzas políticas, sin excluir a los comunistas, obtuvo sólo un voto en contra ¡cuatro abstenciones. El nuevo presidente de la DC, Flaminio Piccoli, declaró que «nunca la Democracia Cristiana estuvo más unida en su orientación política».La línea de simpatía hacia la tendencia «autonomista» del Partido Socialista, presentada por Zaccagnini, fue compartida por la mayoría, la cual declaró al mismo tiempo que no será posible volver a la política de «centro izquierda».

Pero mientras la DC se va unida a la. pausa veraniega y Andreotti se siente seguro con el apoyo de su partido al Gobierno, la guerra fría que existía entre comunistas y socialistas en los últimos meses ha estallado en una lucha abierta. Hacía años que ambos partidos no se decían cosas tan duras. Hasta el diario Corriere della Sera señala que «nunca la prensa comunista fue en Italia tan brusca con los socialistas».

La izquierda del Partido Socialista, sobre todo el líder De Martino. se lamenta de que Craxi no pierda ocasión de «herir a los comunistas». Craxi responde que el partido ha emprendido desde el último congreso un camino de «autonomía» dentro de la izquierda, y esto no por nostalgias socialdemócratas, sino porque el PSI no debe ser aplastado ni por los comunistas ni por los democristianos. Craxi quiere llegar a una política de "alternativa de izquierdas» pero manteniendo una identidad propia, sin ser «sacristanes de los comunistas».

Lo que los comunistas no perdonan al PSI es la declaración de su vicesecretario Signorile, según la cual mientras el PCI esté unido a sus raíces leninistas y no elija a Europa y la solidaridad con sus partidos de izquierda, el Partido Comunista no podrá convertirse en «una fuerza presente del todo en el gobierno de una democracia occidental». El PCI se pregunta cómo es posible conciliar esta declaración con la confesión de siempre de los socialistas, según la cual, el PSI no volvería al Gobierno «sin los comunistas».

Pero la polémica entre socialistas y comunistas abarca también cuestiones históricas que contribuyen a agriarla aún más. En los últimos días el órgano oficial del PSIL L'Avanti, publicó un artículo en el cual se llegó a acusar a Togliatti de haber sido el responsable, junto con Longo. de la muerte de dos combatientes antifascistas en España: Andrés Nin y Camillo Bernen. Al día siguiente, el órgano comunista L'Unitá calificó ese artículo de «amasijo de insultos y de procesos sumarlos a los dirigentes y a la historia del partido con tonos anticomunistas que desde hacía años no se leían ni en los periódicos más reaccionarios».

El PSI responde que lo cierto es que mientras que los comunistas no hayan aclarado su posición respecto de la Unión Soviética los caminos del eurocomunismo serán «como la arena en que todas las verdades pueden convertirse en su contrario».

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