Treinta y tres atentados en media hora en la isla de Córcega

Los problemas regionalistas en Francia acaban de traducirse en una nueva oleada de pólvora, esta vez en Córcega: anteanoche, en media hora, el estallido en cadena de 33 bombas de plástico produjo destrozos considerables, aunque ninguna víctima, en las localidades de Bastia, Corte y Ajaccio. Aunque ayer los atentados aún no habían sido reivindicados se presumía que su responsable había sido el Frente de Liberación Nacional Corso (FLNC), movimiento clandestino independentista.Las cargas de plástico afectaron a edificios administrativos, sucursales bancarias y viviendas particulares de «colonos» ...

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Los problemas regionalistas en Francia acaban de traducirse en una nueva oleada de pólvora, esta vez en Córcega: anteanoche, en media hora, el estallido en cadena de 33 bombas de plástico produjo destrozos considerables, aunque ninguna víctima, en las localidades de Bastia, Corte y Ajaccio. Aunque ayer los atentados aún no habían sido reivindicados se presumía que su responsable había sido el Frente de Liberación Nacional Corso (FLNC), movimiento clandestino independentista.Las cargas de plástico afectaron a edificios administrativos, sucursales bancarias y viviendas particulares de «colonos» franceses. Este dato, como la simultaneidad de las explosiones, ha hecho pensar que sólo una organización estructurada como el FLNC podía efectuarlas. Por otra parte, los objetivos de los atentados recuerdan otras acciones semejantes del movimiento separatista corso.

Esta nueva racha de golpes terroristas en la isla, seguida del atentado contra el castillo de Versalles hace unos días, llevado a cabo por los separatistas bretones del Frente de Liberación de Bretaña (FLB), indicaría que la estrategia oficial no ha erosionado a los grupos extremistas. El presidente de la República, Valery Giscard d'Estaing, durante su reciente viaje a Córcega, había advertido: « La violencia es injustificable en donde existen la libertad de expresión y el voto democrático», señalando, en consecuencia, que «los únicos interlocutores válidos serán los representantes electos».

Tras este viaje presidencial, el FLNC subrayó en el último número de su órgano oficial que «ni el viaje de Giscard, ni la represión mermarán la determinación de nuestra lucha contra el imperialismo, el colonialismo y la explotación del hombre». En el mismo folleto invitó a todos los corsos que estén en desacuerdo con él FLNC a «abandonar definitivamente Córcega. En caso contrario -apuntó la organización- se entiende que han escogido ser nuestros enemigos».

La opinión más generalizada en París respecto de la actitud de la población corsa hacia los separatistas es que, de hecho, nadie o casi nadie respalda al FLNC. Ahora bien, no se sabe en realidad quién integra el movimiento ni la cuantía de sus efectivos. Estas incógnitas incitan a los corsos a la prudencia por miedo a los riesgos.

En lo que va de año, unos 130 atentados han sacudido la isla. Los separatistas bretones, por su parte, con el de Versalles, consumaron ya 207 en 1978. Estas cifras amenazan con superar, al final del año en curso, las que arrojan las estadísticas de 1977: 548 atentados a lo largo de año, lo que ya supuso un 38% de aumento respecto de 1976.

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