Alboroto popular y amenazas o le desalojo en El pleno municipal

La atención del pleno que ayer por la mañana celebró el Ayuntamiento de Madrid no estaba, como suele suceder, en lo que dijeran y aprobaran los concejales. La atención estaba, más bien, en la tribuna pública, donde los vecinos del barrio del Pilar que aún se muestran disconformes con la construcción del centro comercial en La Vaguada se dieron cita para protestar airadamente la aprobación del punto correspondiente.

De esta torma, un instante antes de que el secretario municipal comenzara a dar lectura a la propuesta de aprobación, varios de los presentes en la tribuna pública hicieron v...

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La atención del pleno que ayer por la mañana celebró el Ayuntamiento de Madrid no estaba, como suele suceder, en lo que dijeran y aprobaran los concejales. La atención estaba, más bien, en la tribuna pública, donde los vecinos del barrio del Pilar que aún se muestran disconformes con la construcción del centro comercial en La Vaguada se dieron cita para protestar airadamente la aprobación del punto correspondiente.

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De esta torma, un instante antes de que el secretario municipal comenzara a dar lectura a la propuesta de aprobación, varios de los presentes en la tribuna pública hicieron ver las pancartas que llevaban y que aludían a su negativa a tal aprobación. El alcalde, como presidente de la sesión, ordenó que fueran retiradas las pancartas, a lo que los vecinos contestaron con gritos y abucheos. Inmediatamente, el alcalde aseguró que sería desalojado de la sala quien alterara el orden, lo que motivó una nueva respuesta, esta vez de un solo vecino, que aseguraba que «alteran el orden los que atentan contra los vecinos».En este ambiente de tensión continuó la sesión con la intervención del concejal presidente de la Comisión de Urbanismo, Eduardo González Velayos, que, después de explicar somerainente qué era lo que se proponía para su aprobación, pidió que el pleno acordara que, antes de que la Gerencia Municipal de Urbanismo concediera la licencia de construcción del centro comercial, la petición que en tal sentido cursaran los propietarios de los terrenos fuera conocida por la comisión que él preside, sin jarácter v;nculante, dijo. Esta propuesta fue aprobada por los concejales, con el voto en contra del presidente de la Junta Municipal de Ciudad Lineal, Julio Marcos de Lanuza. En ese momento. la misma voz de antes, procedente de la tribuna pública, se dejó oír para asegurar: «Y con el voto en contra de los vecinos.»

Un nuevo momento de tensión se produjo cuando el pleno aprobo la concesion de 141 lincencias de taxi -véase página 18 de este mismo número-, que fue contestada con aplausos por parte de los numerosos taxistas presentes en la sesión. Con voz cansada, el alcalde rogó: «Yo les pido, por favor, que no nos hagan que tomemos medidas de desalojo.» Y aún, un momento antes de que terminara la sesión, en el momento en que la concejala Felisa Martínez Montero, presidenta de la Junta Municipal de Fuencarral, distrito en el que está incluido el barrio del Pilar, abandonaba la sala, un grupo de vecinos comenzó a gritar: « Felisa, dimite; el barrio no te admite.»

Un momento antes, un policía municipal intentó retirar las pancartas que llevaban los vecinos, El diputado comunista Ramón Tamames, presente en la tribuna, intercedió y pidió que no se las quitaran, con gestos ostensibles de que ya no las sacarían más.

Cuando se levantó la sesión, los concejales que abandonaban la sala fueron despedidos con nuevos abucheos.

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