Primer viaje oficial a un país comunista

España y China, interesadas en la estabilidad mundial y en una mayor cooperación mutua

El Rey de España y el viceprimer ministro chino, Teng Hsiao-ping coincidieron ayer, durante sus discursos en la cena de bienvenida a Pekín, en la preocupación de sus respectivos países por la existencia de fuerzas con pretensiones hegemónicas en el mundo y, a pesar de las diferencias entre los sistemas sociales de ambos países, expresaron su confianza en la mejora de relaciones bilaterales y de la cooperación entre ambos. Estos discursos fueron los primero pronunciados desde la llegada de los Reyes, y se produjeron durante la cena en honor de Sus Majestades, a la que asistieron unas seiscienta...

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El Rey de España y el viceprimer ministro chino, Teng Hsiao-ping coincidieron ayer, durante sus discursos en la cena de bienvenida a Pekín, en la preocupación de sus respectivos países por la existencia de fuerzas con pretensiones hegemónicas en el mundo y, a pesar de las diferencias entre los sistemas sociales de ambos países, expresaron su confianza en la mejora de relaciones bilaterales y de la cooperación entre ambos. Estos discursos fueron los primero pronunciados desde la llegada de los Reyes, y se produjeron durante la cena en honor de Sus Majestades, a la que asistieron unas seiscientas personas.

El viceprimer ministro chino, Teng Hsiao-ping, dio la calurosa bienvenida del pueblo y Gobierno de su país hacia los Reyes de España y seguidamente destacó el amor a la independencia demostrado por el pueblo español y su «gloriosa tradición de resistencia contra agresiones extranjeras», así como sus contribuciones al enriquecimiento de la civilización humana.«Son distintos los sistemas sociales de China y España, pero hay que subrayar que existen entre nosotros no pocos puntos de coincidencia -continuó-. Tanto ustedes como nosotros amamos la independencia y no toleramos de ningún mido que nadie nos amenace con el empleo de la fuerza ni nos dicte órdenes. Su Majestad el Rey ha declarado que España velará en todo momento por el mantenimiento de esta independencia y no admitirá injerencias. ni presiones extranjeras; perfectamente comprendemos y apreciamos esta determinación de Su Majestad.»

Se refirió después a las fuerzas hegemonistas que subsisten en el mundo, y destacó que «la unión de Europa reviste una gran importan cia para la lucha contra la política de agresión y de guerra de las superpotencias. España forma parte de Europa, se interesa por la paz europea, se consagra a la unión europea y refuerza activamente su propia capacidad de defensa. Su Majestad el Rey ha manifestado en repetidas ocasiones que España n( puede estar al margen de la unión europea».

«Y además -prosiguió- España aboga por la unidad y la cooperación entre los países ribereños de Mediterráneo para que éstos sean los verdaderos dueños del Mediterráneo. Consideramos que esta posición de España responde a lo, intereses y aspiraciones de los países y pueblos de esta región Deseamos de todo corazón que los pueblos de los países de Europa occidental y del Mediterráneo engruesen sin cesar sus fuerzas y continúen avanzando por el camino de lucha unida contra el hegemonismo.»Continuó su discurso con una referencia a la situación actual de China en los siguientes términos: «Después de aplastada la banda de los cuatro, el pueblo chino, dirigido por el comité central del partido con el presidente, Hua Kou-feng, a la cabeza, y siguiendo el rumbo señalado por nuestro gran líder y maestro el presidente Mao, se esfuerza por convertir el nuestro en un poderoso país socialista moderno. Necesitamos un medio internacional de paz de larga duración. Estamos dispuestos a desarrollar las relaciones de amistad y de cooperación con los diversos países sobre la base de los cinco principios de la coexistencia pacífica y aprender con modestia todo lo avanzado de los países extranjeros. Tenemos confianza en cumplir victoriosamente la gran misión que nos encimienda la Historia.»

Palabras del Rey

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El Rey de España Contestó al brindis del viceprimer ministro chino con un discurso en el que, tras expresar el cordial y fraternal saludo del pueblo español a la gran nación china, dijo: «Quiero rendir homenaje a los grandes dirigentes de vuestra nación y recordar al presidente Mao Tse-tung y al primer ministro Chu En-lai, los grandes artífices de la China de hoy, que dotaron al país de un espíritu, de un pensamiento político, de una clara seguridad nacional y de una esperanzadora determinación, que han sido el asombro del mundo y que en vuestras manos continúan cumpliéndose en todas sus promesas.»

Manifestó después la comprensión de España, nación aún no plenamente desarrollada, con la problemática de China y del Tercer Mundo, y destacó que, aunque España sea una nación europea, su geografía e historia la han unido siempre con América, Africa y el mundo islámico, e incluso con Asia. Durante más de tres siglos, los españoles, hermanos con el pueblo filipino, fuimos vecinos vuestros, y en esa época se forjó también un nexo biológico, al mezclarse la sangre española y china en las venas de muchos ciudadanos de ese archipiélago próximo y amigo de nuestros dos países. »

Habló después de las aportaciones africanas, y, en concreto árabes, a la cultura española.

«Al igual que a vosotros -prosiguió- nos preocupa el problema que supone la injusta desigualdad entre el inundo desarrollado y el subdesarrollado, desigualdad que, lejos de disminuir, crece de día en día con graves peligros para la estabilidad mundial. Nos preocupan las graves tensiones que existen entre las grandes potencias con pretensiones hegemónicas y el temible potencial bélico de éstas. Nos preocupa también la frecuencia con que las tensiones locales resultan proyectadas hacia una globalización que aumenta su peligrosidad y dificulta las posibilidades de solución.»

«Queremos, igualmente -dijo el Rey-, que las relaciones internacionales estén basadas en un auténtico respeto a la soberanía e integridad territoriales, en la no intervención en los asuntos internos, en la coexistencia pacífica y el mantenimiento de la paz y de la seguridad, y en el fomento de la cooperación y de las relaciones de amistad entre todos los pueblos. Todo ello en un marco de justicia que tienda a lograr unos objetivos de alcance universal, como es el de la definición de un nuevo y equitativo orden económico internacional.»

Finalmente, expresó su creencia de que es posible «lograr una más amplia cooperación económica en beneficio de los intereses de nuestros respectivos pueblos y de su bienestar, así como incrementar el esfuerzo para que éstos conozcan mejor, recíprocamente, tanto sus viejas culturas como sus presentes realidades».

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