El Gobierno británico indemnizará a los niños que han sufrido efectos graves de las vacunas

El Gobierno británico va a pagar un millón y medio de pesetas a cada uno de los niños que han sufrido gravemente el efecto de algunas vacunas durante los últimos treinta años. La aprobación de la medida ha provocado renovadas peticiones para que se reconsidere la política en torno a las vacunas infantiles, algunas de las cuales, como la de la tosferina, puede tener potenciales efectos catastróficos sobre el cerebro.El plan gubernamental cubre también las lesiones graves causadas por vacunación contra la rubeola, tétanos, difteria, poliomelitis, sarampión y tuberculosis. Se calcula inicialmente...

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El Gobierno británico va a pagar un millón y medio de pesetas a cada uno de los niños que han sufrido gravemente el efecto de algunas vacunas durante los últimos treinta años. La aprobación de la medida ha provocado renovadas peticiones para que se reconsidere la política en torno a las vacunas infantiles, algunas de las cuales, como la de la tosferina, puede tener potenciales efectos catastróficos sobre el cerebro.El plan gubernamental cubre también las lesiones graves causadas por vacunación contra la rubeola, tétanos, difteria, poliomelitis, sarampión y tuberculosis. Se calcula inicialmente en unos setecientos los casos comprobados de daños irreversibles por los efectos directos o indirectos de las inoculaciones.

La inmunización contra la tosferina suscita las mayores controversias. Numerosos médicos e investigadores del Reino Unido mantienen serias dudas sobre su eficacia y seguridad, sobre todo porque sus efectos se concentran en el cerebro. Las estimaciones numéricas de estas lesiones difieren mucho. Para algunos expertos, hasta ochenta de los 500.000 niños de menos de un año inmunizados anualmente en Gran Bretaña sufren daños irreversibles. Para otros, el riesgo se reduciría auno entre cada 100.000.

La dificultad principal estriba en conocer con certeza cuando la lesión cerebral, que puede llevar al niño virtualmente a la frontera vegetal, es consecuencia directa de la vacuna, ya que, en ocasiones, graves defectos de nacimiento son despertados por la reacción general que la inoculación provoca en el organismo infantil.

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