Cartas al director

Sobre el cementerio atómico de El Cabril

Acogiéndome al derecho de réplica que tenemos todos los españoles, le ruego publique esta carta, dirigida a Sebastián Cuevas, y en contestación aclaratoria a una parte de su artículo titulado El cementerio atómico de El Cabril, sospechoso de radioactividad, publicado en ese periódico el martes 7 de marzo de 1978, y que fima el antedicho Sebastián Cuevas.Podría exponer muchos puntos para demostrar las equivocaciones en que ha caído, y la falta de veracidad de¡ artículo a que me refiero, pero mi intención no es abrir ni dar lugar a una polémica, sobre un tema del que ni el articulista, ni...

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Acogiéndome al derecho de réplica que tenemos todos los españoles, le ruego publique esta carta, dirigida a Sebastián Cuevas, y en contestación aclaratoria a una parte de su artículo titulado El cementerio atómico de El Cabril, sospechoso de radioactividad, publicado en ese periódico el martes 7 de marzo de 1978, y que fima el antedicho Sebastián Cuevas.Podría exponer muchos puntos para demostrar las equivocaciones en que ha caído, y la falta de veracidad de¡ artículo a que me refiero, pero mi intención no es abrir ni dar lugar a una polémica, sobre un tema del que ni el articulista, ni sus informadores, parecen tener conocimiento.

Solamente quiero aclarar que mi situación en la Junta de Energía Nuclear y en la Fábrica de Uranio de Andújar, se limita a cumplir con mi obligación, como ayudante técnico sanitario (practicante).

No soy «hombre de confianza» de nadie para realizar o encubrir «chanchullos» de ninguna clase, como parece dar a entender Sebastián Cuevas. Primero, porque mi ética profesional y mi moral personal me lo impiden; y segundo, porque en esta fábrica no hacen falta ese «tipo» de personas.

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Por otro lado, sí que estoy orgulloso de merecer la confianza de mis superiores y de mis compañeros de trabajo, sean de¡ nivel que sean, y de la que no se han visto defraudados, y así lo he demostrado a través de todos los años que llevo con ellos, por mi honradez y mi comportamiento para con ellos. Confianza que no he perdido a pesar de sus mal intencionadas declaraciones.

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