Cuatro casas de la calle Peñuelas, condenadas al derribo

Cuatro casas del viejo y literario Madrid suburbial se hallan al borde del derribo. Su presencia sólo ,quedará en libros como La busca, de Pío Baroja, y en el recuerdo. Son las casas números 30, 32, 34 y 36 de la calle de Peñuelas, a escasos metros de la glorieta de Embajadores.Había otro edificio en el número 38. Era una iglesia que, después de la guerra, quedó convertida en almacén y fábrica de vinos y aguardientes, de cazalla y el suave. Hace aproximadamente un mes ese edificio fue derruido por orden de su actual propietario, ...

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Cuatro casas del viejo y literario Madrid suburbial se hallan al borde del derribo. Su presencia sólo ,quedará en libros como La busca, de Pío Baroja, y en el recuerdo. Son las casas números 30, 32, 34 y 36 de la calle de Peñuelas, a escasos metros de la glorieta de Embajadores.Había otro edificio en el número 38. Era una iglesia que, después de la guerra, quedó convertida en almacén y fábrica de vinos y aguardientes, de cazalla y el suave. Hace aproximadamente un mes ese edificio fue derruido por orden de su actual propietario, Construcciones e Inmuebles Hural, S. L., cuyo domicilio social radica en la calle de Rafael Calvo, 28.

Los cinco edificios citados se apoyan los unos en los otros, mediante los tabiques de medianería. Si tiran uno, caen los demás. Precisamente, al derribar los restos de la antigua iglesia o posterior fábrica de vinos y aguardientes, se causaron daños en la casa colindante, la número 36, hasta tal punto que tuvieron que dejar sin derribar parte de los muros.

Los inquilinos del inmueble número 36 -unas quince familias- están, a su vez, condenados a marchar de allí, puesto que la Gerencia de Urbanismo ha incluido el edificio en el Registro de Solares. La propiedad del inmueble, representada administrativamente por el abogado Emilio Guerra Herráiz con despacho en calle de Sagasta: 11, está pagando de 60.000 a 100.000 pesetas al inquilino que abandona su vivienda voluntariamente. Ya lo han hecho unas ocho familias. El resto se resiste.

En los números 34 y 32, donde viven cincuenta familias, nadie, ni los propietarios, ni la Gerencia, les ha conminado aún a la marcha. Pero también en el número 30 hay ya intentos de desalojo, pues la parte propietaria, María Paz Muñoz e hijos, domiciliada en Olmo, 15, tramita la ruina parcial.

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