Presentación de "Españoles todos", de J. M. Amilibia

Ayer se presentó el libro Españoles todos, del periodista Jesús María Amilibia, segunda parte de una trilogía auto biográfica. El primer libro fue Fantasmas de barro.La presentación había sido aceptada por Concha Piquer, pero una ligera enfermedad perturbó los planes iniciales. La sustituyó el propio autor, que presentó su libro como lo haría cualquier amigo en su lugar, es decir, hablando bien al principio para inmediatamente después criticar duramente al autor.

«Españoles todos trata de mi adolescencia -declaró Amilibia a EL PAIS- En realidad trata un poco de eso ...

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Ayer se presentó el libro Españoles todos, del periodista Jesús María Amilibia, segunda parte de una trilogía auto biográfica. El primer libro fue Fantasmas de barro.La presentación había sido aceptada por Concha Piquer, pero una ligera enfermedad perturbó los planes iniciales. La sustituyó el propio autor, que presentó su libro como lo haría cualquier amigo en su lugar, es decir, hablando bien al principio para inmediatamente después criticar duramente al autor.

«Españoles todos trata de mi adolescencia -declaró Amilibia a EL PAIS- En realidad trata un poco de eso que tanto se dice ahora, la historia de todos nosotros. La trilogía vital la cerraré con un libro que ya empecé y en el que se narrarán mis contactos con el periodismo y con el inundo de la noche. En realidad yo odio el término «autobiográfico», porque todos los escritores, en el fondo, lo que hacen es partir de la realidad que conocen para crear un mundo propio, es decir, todos son autobiográficos. En el prólogo señalo que ahora que los investigadores del invento ya saben, por fin, que Shakespeare fue Hamlet, que Cervantes fue Don Quijote, que Carroll fue Alicia y que Chumy Chúmez es el sol que pinta en todos sus dibujos, lo autobiográfico sólo tiene sentido en el curriculum vitae, en eso que nos piden para las solapas de los libros o para entrar en un Ministerio, y aun así es muy posible que algunos curriculums sean magníficas novelas, siempre que el autor no tenga pretensiones literarias, por supuesto.»

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