El poder político y la patología, desde Amin a Mao

Poder político y patología fue el tema de la conferencia que pronunció ayer en el Club Siglo XXI el doctor Vallejo Nájera, quien en el curso de su disertación citó los casos de detentadores del poder público y los efectos que este hecho ha tenido sobre sus personalidades humanas.Las crueles arbitrariedades de Idi Amin, señaló el doctor Vallejo Nájera, han llevado a casi todos los observadores internacionales a la convicción de que el drama histórico de un pueblo sometido al rey loco sigue ocurriendo en nuestros días.

El emperador Bokassa fue otro de los personajes analizad...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Poder político y patología fue el tema de la conferencia que pronunció ayer en el Club Siglo XXI el doctor Vallejo Nájera, quien en el curso de su disertación citó los casos de detentadores del poder público y los efectos que este hecho ha tenido sobre sus personalidades humanas.Las crueles arbitrariedades de Idi Amin, señaló el doctor Vallejo Nájera, han llevado a casi todos los observadores internacionales a la convicción de que el drama histórico de un pueblo sometido al rey loco sigue ocurriendo en nuestros días.

El emperador Bokassa fue otro de los personajes analizados por el conferenciante. « Las excentricidades y ostentación de Bokassa presentan un problema mucho más complejo de lo que a primera vista parece. Parte de lo que resulta absurdo tiene coherencia y justificación en los esquemas socio-culturales en que se produce y sólo desde el conocimiento de esta base psicocosial puede analizarse con acierto la congruencia o la patología en la conducta de estos peculiares jefes de Estado.»

Aparte de las expresiones cómico-circenses, como las definió el doctor Vallejo Nájera, del poder absoluto, «tenemos otras muchas muestras de radicalismo y actitudes intransigentes en las que es difícil discriminar si provienen de la clarividente persecución de un ideal o de la paranoia». Gadafi, el dirigente tibio, fue situado por el conferenciante en «el límite de una estructura de la personalidad que se ha querido delimitar como tipo psicopolítica: el del revolucionario asceta y el dictador asceta, que engloba con una relativa uniformidad psicológica a personalidades tan distintas y de ideales tan divergentes como Savonarola, Robespierre, Oliveira Salazar, Lenin y Mao».

Archivado En