Cartas al director

Con Iberia, ¿habría llegado ya?

A las 0.30 horas del día 24 se nos anunciaba el primer retraso del vuelo 431, Palma-Madrid, debido, según informaron los altavoces, al mal tiempo reinante en el aeropuerto de Son San Juan. No obstante, media hora antes, en análogas condiciones climatológicas, habían tenido su salida varios vuelos. Cada media hora, hasta las tres de la mañana, se nos fueron anunciando sucesivos retrasos con el mismo argumento, a pesar de que, sin mayores conocimietitos meteorológicos, apreciáramos una visibilidad prácticamente normal. Finalmente, tras algunas discusiones con un empleado de la compañía, el vuelo...

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A las 0.30 horas del día 24 se nos anunciaba el primer retraso del vuelo 431, Palma-Madrid, debido, según informaron los altavoces, al mal tiempo reinante en el aeropuerto de Son San Juan. No obstante, media hora antes, en análogas condiciones climatológicas, habían tenido su salida varios vuelos. Cada media hora, hasta las tres de la mañana, se nos fueron anunciando sucesivos retrasos con el mismo argumento, a pesar de que, sin mayores conocimietitos meteorológicos, apreciáramos una visibilidad prácticamente normal. Finalmente, tras algunas discusiones con un empleado de la compañía, el vuelo quedó cancelado y se aceptó con las garantías ofrecidas por el citado empleado, que nos aseguró que nuestrio equipaje estaba en el avión, el cambio de la tarjeta de embarque por la correspondiente al vuelo 433, con salida de Palma a las 7.45.Después de una noche que muchos pasamos en los sillones de la sala de espera y con la consiguiente preocupación, dadas las fechas, a las 7.30 se produce un nuevo retraso del vuelo 433 hasta las 11.30, esta vez debido al «mal tiempo reinante en el aeropuerto de Barajas». Una llamada telefónica nos confirma que el aeropuerto de Madrid no está cerrado, y nos lo ratifica el hecho de que un vuelo posterior al nuestro, el 435, sale para la capital a las 11.

Ante nuestra justificada indignación por tantos engaños, un nuevo empleado, que desmiente en casi todo al anterior, nos dice que nuestro aparato no está en Palma y debe llegar de Madrid, confundiéndonos con una serie de tecnicismos. Tras el uso que vanos pasajeros hacen del libros de reclamaciones, se nos «compensa» con un frugal refrigerio. El vuelo sufre un nuevo retraso hasta las 12.15.

El artículo 9 del contrato de transporte de Iberia dice: «... el transportista se compromete a esforzarse todo lo posible para transportar al pasajero y equipaje con diligencia razonable». Entendemos que la diligencia que Iberia debería emplear en estas fechas, cuando muchos de los viajeros pretendían enlazar con otros medios de transporte para celebrar la Navidad con su familia, tendría que ser más que razonable, si por razonable entienden doce horas de retraso. Es insufrible que muchos emigrantes en las Baleares, que escogieron viajar de noche por el pequeño ahorro que esto supone, hayan estado dispuestos a pagar un billete de primera con tal de llegar a sus casas a tiempo.

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